"Nos hemos olvidado del novio de Ayuso y de sus reconocidas chapuzas": Subirats señala el éxito para desviar el foco de Alberto González Amador

El caso del novio de Isabel Díaz Ayuso ha vuelto al centro del debate público, esta vez marcado por la ausencia de mensajes clave en el móvil del Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, y las presiones políticas descubiertas en otros implicados. El análisis del caso ha puesto en evidencia las estrategias políticas, mediáticas y judiciales que han configurado este controvertido episodio, en el que la ultraderecha y su narrativa tienen un peso relevante. Este viernes, en «El Abierto» de «Hoy por Hoy», los tertulianos Joan Subirats, Berna González Harbour y Nacho Corredor han analizado el tema, señalando cómo el foco se ha desplazado del contenido del caso a las formas de obtener pruebas y la influencia política en el proceso. El politólogo y exministro Joan Subirats ha alertado sobre cómo el foco mediático se ha desplazado de las irregularidades del empresario, Alberto González Amador, novio de Isabel Díaz Ayuso, hacia la disputa política y judicial. «Llega un momento en el que hablamos todo el rato de los mensajes y no de los contenidos; ya nos hemos olvidado del novio y de sus reconocidas chapuzas y negocios poco claros», ha señalado Subirats, destacando cómo las estrategias mediáticas y políticas han desviado la atención del núcleo del caso. Subirats también ha criticado cómo los medios han centrado el debate en cuestiones procesales, como la legalidad de un borrador o los métodos de recolección de pruebas, dejando de lado las políticas concretas y los problemas de fondo. «Estamos viendo como los principales medios de comunicación están discutiendo si el borrador procede o no procede. Esto nos lleva a una política empañada y dejamos de hablar de lo que realmente importa». En su opinión, esta dinámica preocupa porque deteriora el debate público y desvía la atención de los temas fundamentales. La periodista Berna González Harbour ha calificado como una «barbaridad judicial» la incautación de los dispositivos del Fiscal General, subrayando el riesgo de que se exponga información sensible de otros casos. Sin embargo, su crítica más se dirigió al origen del escándalo. «Esto viene de un bulo de Miguel Ángel Rodríguez para utilizar las instituciones del Estado en defensa del novio de Ayuso. Es una operación clara para echar basura sobre el Fiscal General mintiendo», ha afirmado. González Harbour ha señalado cómo las filtraciones y manipulaciones de información son prácticas habituales en «política detrás del telón», pero ha destacado que en este caso específico se abren dudas graves sobre la posible destrucción de pruebas. «No estamos ante el cierre de las sospechas o de un capítulo, sino ante la apertura de otro, que sin duda hoy se va a explotar y seguirá generando ruido mediático. Esto está engrapado y está feo». Por su parte, Nacho Corredor ha reflexionado sobre el impacto del contexto digital en casos judiciales como este. «Esto es el siglo XXI, donde todo deja rastro y, donde si no lo deja, se inventa, se crea», ha afirmado al señalar cómo la ausencia de pruebas puede ser reinterpretada políticamente. Según Corredor, el cumplimiento del Estado de derecho requiere tanto investigar la posible revelación de secretos como analizar si la ausencia de pruebas responde a protocolos de seguridad o a una destrucción deliberada. Corredor también ha alertado la atención sobre el origen del caso y la necesidad de no perderlo de vista: «Todo esto empieza por una investigación al novio de Ayuso; es el elemento central del debate, y no deberíamos entrar constantemente en derivadas que nos alejan del tema principal». Además, ha señalado cómo los medios y la política han convertido este caso en una «batalla argumental» que sigue alimentándose con cada nueva revelación.

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Los analistas de El Abierto advierten sobre la utilización de la justicia y los medios como campo de batalla político

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