Así es la vida de los ganadores de El Gordo de 2023 un año después: varios cambios de vida y hasta un premio cobrado sin llevar el décimo
La suerte volvió a demostrar que un pequeño detalle puede cambiarlo todo
Reportaje EP156 | Así es la vida después de ganar El Gordo
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Madrid
El 88008 era para muchos un número feo. Vicente recuerda que algunos llegaron a pagar el décimo en su administración de lotería de Vilamarxant, en Valencia, y luego volvieron a devolverlo. Pero su padre y su suegro se encapricharon con él y se lo ofrecían a todo aquel que llegaba a la ventanilla sin preferencias. Vendieron 70 décimos, unos 28 millones de euros repartidos por el pueblo y alrededores. Ese mismo año habían inaugurado la administración y dieron El Gordo.
Gracias al empecinamiento de su padre y su suegro, Vicente también llevaba el número y cuando salió El Gordo, Vicente estaba tomando algo con su familia en un bar al lado de la administración: "Mi suegra y mi madre que estaban dentro empezaron a gritar "que hemos dado El Gordo, que hemos dado El Gordo". Nosotros levantamos, fuimos corriendo y se quedó el almuerzo sin pagar... Menos mal que estábamos con mi prima y se hizo cargo de los chiquillos, pero nosotros, con la emoción, nos levantamos y nos olvidamos de todo", recuerda. Gracias a ese premio pudo liquidar los préstamos que había pedido para poner en marcha la administración, que ya se ha convertido en la más famosa de una zona que, meses después, fue gravemente afectada por la DANA.
La vida de los ganadores de El Gordo, un año después
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Vicente se alegra especialmente por algunos vecinos a los que el dinero les hacía más falta. Recuerda el caso de un hombre mexicano que llevaba 20 años sin ver a sus padres y por fin este año ha podido viajar. O una chica cubana que le compró un décimo a una paisana que vive en Alemania y que ha podido traerse a su hijo y su nieto. O una pareja con problemas económicos que ha podido comprarse un piso. Decenas de historias que ha ido conociendo a lo largo de este año y que son su mejor premio.
El cambio de vida de Teresa
La asociación de coros y danzas Lola Torres, en Jaén, lleva decenas de años comprando Lotería de Navidad. Este año fue Lola López, su secretaria, la encargada de ir a la administración a elegir el número: "La chica de la administración me dijo "es feo" pero yo le busqué el lado positivo. Como tenía tres ochos y mi hija es china y el ocho es número de la suerte en China, yo le dije que nos iba a traer suerte. Y nos la trajo". Lola pudo quitarse la hipoteca y se dio el gusto de hacer un viaje a Tailandia con su hija: "Nos hemos enfadado como madre e hija, pero también hemos disfrutado mucho. Ha sido un viaje muy bonito".
El día del sorteo, los socios de la asociación se acercaron a la administración y todos se acordaban de Rufo: "Era muy cansino, tenía que vender más lotería que nadie de la asociación. Decía, la Lola Torres nos tiene que dar un día el alegrón", cuenta Teresa, su viuda. Rufo murió repentinamente a los 50 años el verano de 2020. Estaban a punto de abrir un bar: "Yo me quedé empotrada en un sofá. Y un amigo y mi familia se hicieron cargo de terminar el restaurante. Luego me dijeron "pues aquí tiene la llave, el restaurante está terminado". Desde entonces estuvo trabajando unas 17 horas diarias para sacarlo adelante.
El dueño de la administración fue el primero en llamar a Teresa en cuanto salió El Gordo: "Solamente me dijo "Tere, dime que llevas un décimo". Y le conteste que sí. "Pues baja que necesito abrazarte". Ella fue en cuanto pudo pero tuvo que volver rápidamente a trabajar. Gracias al premio ha podido cambiar el bar por un catering y trabajar con más tranquilidad: "Tu vida no cambia pero es un alivio. Es un alivio poder respirar".
Ganar el premio... ¡de rebote!
Tibisara regenta una administración de lotería en El Hierro. Un día llegó allí su hermana para comprar un décimo de lotería para regalárselo a un amigo por su cumpleaños: "Le dije "Jéssica, cuando uno saca, tiene que comprar otro. No puedes regalar uno y no quedarte con otro. Así que sacó los dos". Y esos dos décimos eran del 88008. Su hermana quiso compartir el premio con Tibisara, si no fuera por ella, solo le habría tocado a su amigo.
El Gordo tocaba en El Hierro por primera vez, fruto de una casualidad. El próximo domingo la suerte volverá a demostrar que un pequeño detalle puede cambiarlo todo.
Elisa Muñoz
Periodista en Cadena SER desde 2008. Primero en programas como 'La Ventana', 'Hoy por Hoy Madrid' o...