"No les importó nada destrozar la vida de una persona y una familia": Rodolfo Ruiz, el comisario de Vallecas víctima de las teorías conspiratorias del 11-M
20 años después, 'Hora 25' recuerda qué ha sido de la vida de uno de los protagonistas de los mayores atentados terroristas de la historia de España
Las entrevistas de Aimar | Rodolfo Ruiz, excomisario víctima de las teorías conspiratorias del 11M
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Madrid
Se cumplen 20 años de uno de los momentos más duros de nuestra historia parlamentaria en España, cuando la madre de uno de los asesinados en los atentados del 11-M, Pilar Manjón, que se había convertido ya en representante de las víctimas, compareció en el Congreso para pedirles a los políticos que dejaran de lanzarse las víctimas los unos a los otros. Fue una comparecencia durísima, atravesada por sus lágrimas, ella de luto, cargando contra los instigadores de la teoría de la conspiración, a los que se refirió como "traficantes del dolor". A partir de aquella comparecencia, que fue un shock social y político, el PP no se lo perdonó. Los populares y sus satélites mediáticos terminaron de hacerle la vida aún más imposible, atacándola, humillándola, poniendo en duda incluso que su hijo asesinado viajara en los trenes. Aquello fue cruel e inhumano. Pilar Manjón llegó a recibir todo tipo de amenazas de muerte. En este momento escuchamos un fragmento de aquella comparecencia histórica en el Congreso, de la que se cumplen ahora 20 años.
"¿De qué se reían, señorías? ¿Qué jaleaban? ¿Qué vitoreaban en esta comisión?"
— Pilar Manjón
Pilar Manjón fue una de las personas a las que determinados políticos y medios de comunicación les terminaron de destrozar la vida meses después de los atentados del 11-M. Como a Pilar, la derecha política y mediática truncó la vida también de Rodolfo Ruiz, el comisario de la Policía Nacional del barrio de Vallecas al que los autores de la teoría de la conspiración pusieron en su punto de mira político hasta que le destrozaron la vida. La mujer de Rodolfo terminó suicidándose, no superó aquel acoso y derribo. 20 años después, en 'Hora 25' hemos hablado con él, con Rodolfo Ruiz.
Rodolfo Ruiz
El excomisario dice recordar aquel día, el 11-M, con mucho dolor: "Mucha pena, porque en el atentado, en El Pozo, murieron 67 personas además de muchos heridos. El recuerdo que yo tengo de aquellos momentos es de mucha pena y dolor y lo llevaré mientras viva". Cuando Rodolfo llega a El Pozo, cuenta, a primera hora de la mañana, un superior jerárquico le pregunta quién pensaba que había sido el autor del atentado: "Yo dije: 'esto no ha sido ETA, esto ha sido el terrorismo islamista'. ETA siempre ha intentado preservar lo que ellos llaman víctimas inocentes, los muertos que hay aquí son gente trabajadora, humilde, aquí no encuentras a políticos. El modus operandi no era el de ETA. Él me dijo: 'arriba piensan que es ETA'".
Rodolfo dio la orden de recoger los objetos personales de las víctimas en las grandes bolsas negras: "Todos los objetos que se recogieron en los vagones se trasladaron al IFEMA. Después, la juez de guardia que estaba allí preguntó que dónde se habían trasladado los objetos. Se le dijo que al IFEMA, pero ella dijo que había hecho constar en su acta de inspección ocular que estos queden depositados en la comisaría de Vallecas. Esto se trasladó a la emisora central. Por tanto había que trasladarlos desde el IFEMA a la Comisaría de Vallecas y quedar allí depositados porque así lo ha indicado la juez de guardia. Una vez que se hizo eso nos pusimos en contacto con el Juez Del Olmo, que estaba de guardia en la Audiencia Nacional, para comunicar esa circunstancia. Dijo: 'vale, perfecto'. Pero sí nos pidió que hiciéramos una relación detallada de cada uno de los objetos y efectos para que él lo tuviera por la mañana.
Y continúa: "Se designaron a cuatro policías para hacer ese inventario. Esos objetos quedaron depositados en un cuarto perfectamente cerrado para que no se perdiera la cadena de custodia. Cuando se empieza la inspección, a las 1 ó 2 de la mañana, cuando llego a casa se me comunica que se había encontrado un artefacto explosivo. Se activó el protocolo de seguridad y la desactivaron los Tedax antes de que yo llegara". Era la única bomba de los trenes que no explotó.
Las teorías conspiratorias
"Yo no llegué a ver la bomba, en ningún momento. Se me acusó de que yo había colocado la bomba. Desde algunos poderes mediáticos (Jiménez Losantos, Pedro J. Ramírez o Casimiro García-Abadillo) se me acusó, parece mentira, yo no daba crédito de que personas así dijeran eso de mí. Una de las frases que dijo Jiménez Losantos respecto a mí fue que yo había colaborado con una masacre criminal y que había inundado de pruebas falsas el sumario del 11-M. ¿Pero qué pretenden, tener más oyentes? No les importa nada destrozar, aniquilar y matar en vida a una persona y a una familia", cuenta apesadumbrado Rodolfo.
El excomisario se emociona cuando recuerda todo el dolor que vivió: "Es mucho dolor interno. Se ensañaron conmigo, me persiguieron mediáticamente y no les importó nada con tal de conseguir sus propósitos". La familia lo pasó fatal: "A mí me dio un infarto. No queríamos hablar, pero estábamos hablando constantemente del tema. Era un sinvivir. Intentaba aislarme, no cruzarme con vecinos, como si fuera un apestado... Muy triste. Mis hijos estuvieron en todo momento conmigo. Ellos saben que yo soy una persona incorruptible. Tengo una serie de principios, de valores morales y éticos. Mis hijos sabían que yo era inocente".
A ese calvario, se le suma que, un año después, en una manifestación, hubo un grupo de personas que intentó agredir al entonces ministro José Bono y a los días se ordenó la detención de esas personas. A partir de ahí, determinados medios de comunicación empiezan a acusarle de detención ilegal, de colaborador del Partido Socialista: "No se les detuvo. En su acta de declaración hacen constar que comparecían libre y voluntariamente", explica Ruiz. El PP fue contra él porque las dos personas a las que se les tomó declaración eran ediles del PP en Las Rozas. Rodolfo estuvo condenado por esto, pero finalmente fue absuelto por el Tribunal Supremo, aunque en aquellos años estuvo inhabilitado para ejercer como policía.
Su mujer
Esperanza Aguirre, la líder del PP madrileño y por entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, llegó a decir de él que era un presunto terrorista. El calvario mediático fue contra él, pero afectó a su familia: "El desenlace de mi mujer fue fatal. Era una persona de mucho carácter, luchó mucho. Escribió cartas hasta a la Casa Real, al PP, hablándoles de mi inocencia y del maltrato que estábamos sufriendo. Ahora recuerdo que en el tiempo que transcurre entre la condena de la Audiencia Provincial hasta que me absuelve el Supremo ya había momentos en los que deseaba ir a la cárcel para estar aislado de todo".
Llegó la absolución y al mes su mujer se suicidó: "El linchamiento duró dos años, dos años y medio. Yo creo que con el fallecimiento de mi mujer el linchamiento debió parar o algo así. Nadie me ha pedido perdón", cuenta. "Ahora estoy bien. Me fui a otra ciudad de España. He restablecido mi vida familiar, he conocido a otra mujer y ahora estoy con ella. Pero los recuerdos están ahí".