El paso de Drake golpea a la expedición del Reto Pelayo Vida
La travesía por la ruta marítima más peligrosa del mundo causa estragos entre las cinco aventureras y el resto de la tripulación
Pasaje de Drake
Las grandes olas no cesan de golpear a estribor y a babor. El balanceo de la goleta es constante, día y noche, como una montaña rusa en la que no se ve el final. El sonido de lo que ocurre fuera se mezcla con las carreras atropelladas de la tripulación buscando el baño. Con suerte, los menos indispuestos pueden realizar labores de navegación, guardia e incluso cocina. Es el paso de Drake, durante siglos el verdadero diablo para marineros y piratas. Para la expedición del Reto Pelayo Vida se ha convertido en el peaje para terminar en la Antártida, lugar donde nadie quiere vivir, pero donde todos a bordo de 'El Doblón' anhelan llegar.
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Hace ya más de 48 horas que Macarena, Cruz, Patricia, Almudena y Marta abandonaron el (visto con perspectiva) apacible canal de Beagle. Y fue en la medianoche del miércoles al jueves cuando el barco dejó atrás el Cabo de Hornos para adentrarse en los confines del Atlántico. Para ese momento, la dureza del mar ya había hecho estragos en las aventureras. "Esto no ha parado de moverse en dos días. Cuesta moverse, cuesta caminar. La lucha es retener algo dentro del cuerpo", relata Macarena mientras observa el mar desde la cabina de la embarcación. Le acompaña Marta, para la que ya ha pasado lo peor: "He conseguido comer y que se quede todo dentro", celebra la expedicionaria zaragozana. Por el pasillo, Patricia aparece con un cubo lleno de agua del fregadero que debe tirar por la borda. A ella le han tocado hoy las labores de cocina. Al fondo, en la proa del barco, se sitúan los camarotes de las cinco supervivientes de cáncer. Cruz lleva dos días prácticamente en cama indispuesta, pero gracias a la vía con suero que le ha dispuesto la enfermera Marga Moreno, se encuentra cada vez mejor. Entre todas se ayudan, se cuidan y se suplen en sus tareas. A Almudena, que apenas ha notado los efectos de la travesía, no le quedado otra que realizar 16 horas seguidas de guardia: "No pasa nada, lo importante es que mis compañeras se recuperen. Disfruto aquí arriba y ya he podido ver delfines y todo tipo de aves".
'El Doblón' cruza el pasaje de Drake a buen ritmo, alternando las velas con el motor según la fuerza del viento y llegando a alcanzar los 15 nudos. De las 500 millas hasta la Antártida ya se han recorrido más de la mitad. En los mapas de navegación se muestra que la embarcación acaba de cruzar el paralelo 60 sur, una barrera superada que se celebra con estruendo en toda la goleta. Ya en el océano Antártico, la temperatura en el exterior cae en picado, pero los ánimos en el interior no dejan de crecer después de haber pasado lo peor y de la proximidad del continente blanco.