El padre que quiso cambiarlo todo en Italia: un país unido por el asesinato machista de Giulia Cecchettin
Su hija fue asesinada por su ex pareja con solo 22 años y a punto de graduarse en Ingeniería. Un año después ha escrito un libro y ha puesto en marcha una Fundación para intentar cambiar una sociedad aún llena de estereotipos
El padre que quiso cambiarlo todo en Italia: un país unido por el asesinato machista de Giulia Cecchettin
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Roma
Toda Italia seguía atenta las novedades de un caso que comenzó como "la fuga de dos novietes" y que era en realidad un caso de violencia de género donde Giulia Cecchettin, la víctima de solo 22 años, y su asesino confeso, Filippo Turetta, de la misma edad, ya hacía tiempo que no eran pareja. La reconstrucción de los hechos ha permitido saber que la joven, que estaba a punto de graduarse en Ingeniería Biomédica, llevaba tiempo lamentándose con sus amigas de los chantajes emocionales de su exnovio, que la amenazaba con que se quitaría la vida si ella no volvía con él, como salió publicado en una nota de voz de la propia Giulia en los medios italianos.
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En la tarde del 11 de noviembre de 2023 él le pidió que se vieran, ella salió de casa y nunca volvió a entrar. La prensa italiana ha seguido minuto a minuto esta historia que ha conmocionado especialmente a la sociedad y ha movilizado una oleada feminista que ha marcado un antes y un después en el país. Pero en esta toma de conciencia colectiva han jugado un papel fundamental dos personas: su hermana, Elena, de 24 años, y su padre Gino. Encargados, no solo de soportar el dolor de una pérdida tan dolorosa, sino de transmitir un mensaje de esperanza para que su historia no sea la de otras familias en un ambiente no siempre fácil y acogedor donde la lucha por la igualdad es aún incómoda.
Gino Cecchettin publicó un libro -Cara Giulia (Rizzoli)- durante este primer año sin Giulia donde quería honrar la memoria de su hija, pero también poner en valor el aprendizaje y la autocrítica que había llevado a cabo para darse cuenta de que él también, como padre, formaba parte de una sociedad patriarcal que había que combatir. ¿Qué puedo hacer? Se cuestionó. Y esa reflexión colectiva viniendo de un hombre de mediana edad fue crucial para atravesar la sociedad.
Un trabajo para ayudar a otros
Puso en marcha una movilización única que se ha concretizado con la reciente creación de la Fundación Giulia Cecchettin. En muchas ocasiones la familia ha jugado un papel crucial con su discurso con mucho más peso que la propia política. Sobre la determinación de realizar una labor constructiva a partir de lo que le había pasado el propio Gino escribe en su libro: "Me he preguntado cómo es posible que para algunos sea más tranquilizador ver a un hombre devastado que simplemente llora sin hacer nada. ¿Por qué los comportamientos pasivos son más tolerables?". Su objetivo era no quedarse quieto, no estar callado y hoy se ha convertido en un ejemplo.
"He encontrado inspiración en la propia Giulia, una chica que daba todo de sí misma para ayudar a los demás. No escatimaba en ayudar a un compañero o compañera de clase que necesitaba, por ejemplo, un poco de ayuda con los estudios. Así, me di cuenta que si me concentraba en los sentimientos negativos que me estaban viniendo me haría daño solo a mí mismo. Sin embargo, si me inspiraba en Giulia, dedicándome a los demás y poniendo el foco en pensamientos positivos podía construir algo constructivo. Porque todo -lo peor- ya había sucedido. Y allí comenzó todo este proyecto que me ha llevado durante este año a realizar tantas cosas y a hablar con tantos jóvenes en las escuelas", explica Gino para la Cadena SER al teléfono.
Preguntado sobre la percepción de que en Italia la lucha contra la violencia que sufren las mujeres siga siendo un problema de segundo nivel para la política el padre responde preocupado. "El poder aún tiene dificultades para confluir en este tema, siempre hay una reticencia y una dificultad para poner en marcha este proceso, sobre todo si las ideologías populistas inciden sobre este tema. Haría falta dar un paso más allá, empatizar más con las víctimas, intentar entender cómo ayudarles, pero es un paso de concienciación muy elevado", ha expresado.
En este año se ha encontrado con miles y miles de jóvenes de todas las edades y ha intentado convertirse en un apoyo con el simple hecho de escuchar sus inquietudes. "Los chicos piden sobre todo ser escuchados antes de nada. Quieren un futuro más sereno, les afectan tantos problemas como las guerras o el cambio climático. En medio de esta situación quieren al menos sus relaciones con un poco de serenidad. Preguntan cómo hacer, piden diálogo, quieren saber cómo se puede reconocer la violencia y nosotros como adultos tenemos que ayudarlos en este camino", ha explicado.
"Es un hijo sano del patriarcado"
Italia es uno de los siete países de la UE que aún no ha conseguido introducir en las escuelas formación sexual y afectiva. Gino destaca en esta conversación el valor que ha tenido su hija Elena en el modo de tomar conciencia de lo que ocurrió y del valor que tuvo su intervención pública, en las horas más duras durante la desaparición y luego la aparición del cuerpo de Giulia. "Él no es un monstruo, es un hijo sano del patriarcado", dijo ante la televisión italiana.
"Es un gran orgullo entender que tus hijos están capacitados particularmente, te han superado en términos de conciencia civil, por eso en el libro he escrito todo lo que me enseñó mi hija. Como padres, un error que hacemos siempre, es dar por descontado que conocemos muchas cosas más que ellos. Es importante en el diálogo darles voz y escucharlos", responde el padre a la SER.
El padre de Giulia Cecchettin denuncia el individualismo predominante en la sociedad italiana que impide ver que "la mejor persona es la que ayuda a la colectividad", la que contribuye al bienestar de todos y pide a las mujeres que se agarren con fuerza a la vida para pedir ayuda, "a pesar de que sabe que se sienten muy abandonadas por las instituciones".
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