"Conviene aclarar...": el mensaje que manda Luis García Montero a los que "se atreven a opinar sobre lo que desconocen"

Madrid

Este año estamos recordando a Immanuel Kant. Se cumple el tercer centenario de su nacimiento. El famoso lema filosófico, sapere aude, atrévete a saber, nos invita a pensar en el mundo de hoy. Militante de la cultura ilustrada, Kant defendía el uso de la razón para limitar los vuelos metafísicos, y los fanatismos, y las supersticiones. Había que defender el imperativo ético de la razón, un consejo que sigue vivo.

Merece la pena buscar un mundo razonable, una política razonable, una economía razonable, para que el corazón acompañe a las razones. Pensemos en la realidad de una manera ética. Que los engaños no justifiquen una realidad violenta, llena de desigualdades y de injusticias. Kant sigue vivo, es una buena compañía en el panorama internacional que espera el regreso de Donald Trump. El problema es que el verbo atreverse, sapere aude, atrévete a saber, tiene un significado resbaladizo en los tiempos que corren, cuando la falta de pudor se ha instalado en las discusiones públicas y la desinformación.

Los bulos sustituyen a los argumentos. Todo el mundo se atreve a opinar sobre lo que desconoce. Así que conviene aclarar el magisterio de Kant. Atreverse no significa perder la vergüenza a la hora de generar ruido, explicar la gestión de una catástrofe o las mezquindades de una política. Kant nos invita a pensar lo que decimos antes de decir lo que pensamos. Y nos invita a la ética, ese valor tan perdido entre los que justifican la desigualdad, la prepotencia y la desvergüenza. Merece la pena seguir intentándolo 300 años después.