Alemania celebrará elecciones anticipadas el 23 de febrero. Es la fecha que han pactado los líderes del grupo parlamentario socialdemócrata (SPD) y del bloque conservador (CDU/CSU) para dotar al país de estabilidad política tras la ruptura por parte de los liberales de la coalición tripartita de Gobierno. La decisión final sobre la fecha de las elecciones debe adoptarla el presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, responsable de disolver el Parlamento, aunque todo indica que aceptará el acuerdo de las principales fuerzas políticas del país. Previamente, el canciller Olaf Scholz deberá someterse al voto de confianza del Parlamento. A falta de confirmación oficial, las fechas que se barajan son el 16 o el 18 de diciembre. Su esperada derrota dará paso al proceso de nuevas elecciones en Alemania. El líder de la conservadora CDU y favorito en las encuestas como próximo canciller, Friedrich Merz, había pedido a Scholz que plantease la moción confianza en el Bundestag mañana miércoles, cuando comparecerá ante los diputados para informar de la situación, pero éste lo había rechazado. Su planteamiento inicial era solicitar el voto de confianza el 15 de enero para poder celebrar nuevas elecciones a finales de marzo. Sin embargo, la presión pública ha llevado al canciller a plantearse otras opciones. El domingo, en una entrevista en la televisión pública, se avino a facilitar el camino hacia unos nuevos comicios lo antes posible, a cambio de que su partido, el socialdemócrata, y el principal grupo de la oposición, los conservadores de la CDU/CSU, se pusieran de acuerdo en la fecha. Como condición, los conservadores deberían apoyar al Gobierno en minoría para sacar adelante una serie de leyes pendientes, como las de desgravación fiscal, la reforma de las pensiones, o la implantación de la reforma europea de asilo.