"Acongojarme es mi manera de decir no": la reivindicación más sincera de Maruja Torres tras lo ocurrido en Valencia

Madrid

Me declaro en estado de congoja. Sí, de tener el ánimo afligido por las tragedias que, aunque no nos afecten directamente, nos preocupan y abren en nosotros un vacío como el hueco de una escalera que, visto desde arriba, parece interminable.

Aflicción como telón de fondo, como acompañamiento y soledad. Aflicción como reflexión y como tender un cable, como lanzar una serpentina de aquellas que, en la infancia, mandábamos de un balcón a otro y nos hacía vecinos. Acongojarnos íntimamente quienes vivimos lejos de los sobresaltos, de las muertes súbitas, de los martirios causados por catástrofe llamada natural o por comportamientos torpes y desidiosos de individuos concretos.

Acongojarnos por masacres incontables, por hambrunas e infanticidios llamados defensivos. Acongojarnos por el cínico fascismo que crece alrededor. Llevar la congoja dentro, siempre y en sordina. Como hermana siamesa inevitable y también como signo de rebeldía.

No me sacaréis de mi congoja, no me la arrebataréis. Porque es mi forma de no sentirme individualista, egoísta, ajena y, al mismo tiempo, aborregada e iracunda contra todos y todo. Acongojarme es mi manera de decir no. Declaro pues, aquí, con firmeza, mi estado de congoja permanente.