"Lo que contaba era verdad, lo que era mentira es que él lo hubiera vivido": Eduard Fernández encarna al farsante que se hizo pasar por víctima del Holocausto
Jon Garaño y Aitor Arregi exploran en 'Marco' la vida y obra del hombre que engañó a toda Europa con un falso pasado en campos de concentración, encarnado por Eduard Fernández
'Marco' con Eduard Fernández y Jon Garaño
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Madrid
La historia de Enric Marco, el hombre que pasó años haciéndose pasar por un deportado de los campos de concentración nazis, construyendo toda su figura y labor pública en base a una farsa, fue desenmascarada hace años. Toda esta vida de engaños fue abordada en su momento en la novela El Impostor de Javier Cercas y en el documental Ich Bin Enric Marco. Sin embargo, los directores Jon Garaño y Aitor Arregi, del equipo de Producciones Moriarty, sintieron que había más que contar sobre esta figura enigmática y decidieron llevar su historia al cine en la película Marco, que mezcla realidad y ficción y se estrena este viernes tras su paso por festivales como Venecia y San Sebastián.
La película comienza con una introducción histórica que contextualiza la presencia de españoles en campos de concentración nazis, algo que, según Garaño, se suele pasar por alto, especialmente en la época en que Marco comenzó a inventar su historia en los años 90. Esta introducción permite al público acercarse a la realidad de las víctimas auténticas y resaltar el contraste con la gran mentira de Marco, quien manipuló esta historia para captar atención y admiración a partes iguales.
Garaño y Arregi llevaban años queriendo hacer esta película, inicialmente pensada como un documental en 2006. Sin embargo, la idea de hacerla ahora cobra aún más sentido. Jon Garaño, que ha participado en la presentación de la cinta por teléfono desde Londres, ha explicado cómo surgió la idea de la película finalmente. "Iba todo bien hasta que un día nos enteramos que nos estaba engañando porque había firmado un contrato de exclusividad con otros cineastas, los de Ich Bin Enric Marco. Decidimos no hacerlo, pero unos años más tarde, en el Festival de San Sebastián, nos encontramos a Enric Marco con una butifarra y con la intención de hablar con nosotros y retomar el documental. No se había quedado satisfecho. Le trajimos a Donosti y le grabamos durante tres días una entrevista intensa que después ha sido útil para Eduard (Fernández)", ha relatado el codirector.
Para el papel de Marco, los directores eligieron a uno de los actores españoles más en forma, Eduard Fernández, que consigue reflejar el carisma de un hombre tan hábil con la palabra que llegó a presidir la asociación española de víctimas del Holocausto, dando discursos que cautivaban al público y a la prensa. El actor aborda un personaje complejo, lleno de miedos y manipulación, un hombre que convirtió la mentira en su forma de vida. "Marco utiliza muy bien las palabras. Si te disparan con una bala de farsante, te toca. Si te disparan con una bala de falsario, pasa cerca, porque a nadie nos suena a nada. Él se dice falsario", ha asegurado Fernández.
El actor ha explicado en La Ventana cómo fue el proceso de transformación en Marco, para el cual engordó unos 16 kilos. "Hemos abordado el personaje desde el respeto absoluto. Estaba con Marco todo el día en la cabeza. El mejor para interpretar a Marco es un actor, no Marco, porque así puedes dejar ver cosas que él no dejaría", ha explicado el intérprete.
La película juega constantemente con los límites entre la realidad y la invención. Garaño y Arregi introducen escenas en las que el Marco de la película observa al Marco real en documentales, o interrumpe una charla del propio Javier Cercas, difuminando la línea entre los hechos y el artificio. "Era todo mentira, menos algunas cosas. Lo que contaba era verdad, lo que era mentira es que él lo hubiera vivido", ha dicho Fernández sobre la impostura del personaje.
Por su lado, para Arregi y Garaño era importante no juzgarle ni blanquearle, sensación que queda en la película. "Era un personaje tan complejo... agradable, seductor. Y a los dos minutos veías lo negro en él. Nunca sabías como iba a reaccionar. Tienes claro que el Enric Marco de la película no es el real, y está hecho aposta, porque Marco, para escapar de su vida cotidiana, creó su propio Enric Marco. La película crea un tercer Marco que se parece al primero y al segundo". Para el director, lo más grave de su caso es que usurpara la identidad de un deportado, Enric Moner. "Que alguien que supuestamente se preocupa tanto por la memoria se la quite a alguien, es algo muy grave", ha concluido Garaño.
Álvaro García-Dotor
Periodista cultural. Redactor en La Ventana.