La advertencia de una experta en audición: "El mal uso de los auriculares puede causar daños irreversibles e incurables"

Madrid

Es probable que más de uno haya experimentado estar en un lugar ruidoso y subir el volumen de sus auriculares o llevarlos puestos casi todo el día. Estas acciones conllevan riesgos, especialmente cuando la Organización Mundial de la Salud estima que más de mil millones de adolescentes están en peligro de perder la audición debido al uso excesivo e inadecuado de los auriculares. El estudio realizado por la OMS entre 2019 y 2021 indica que los jóvenes de entre 12 y 25 años son más propensos a sufrir sordera prematura, con una proyección de que en 2050 enfrentarán pérdida auditiva.

Un estudio publicado en 2022 por la revista científica BMJ Global Earth reveló que casi el 24% de los jóvenes usa auriculares de forma continua y supera los niveles de decibelios recomendados. En España, un informe de GAES señala que el 40% de los jóvenes admite escuchar música a un volumen demasiado alto. Francesc Carreño, director de Audiología de GAES, advierte que cada vez llegan a consulta personas más jóvenes con la "percepción de un pitido que nadie más escucha". La OMS recomienda seguir la regla 60/60, es decir, usar auriculares máximo 60 minutos al día y no superar los 60 decibelios. Por la noche, el volumen debe bajar a menos de 45 dB. Exponer el oído a sonidos de 85-90 dB, como el ruido de una moto, puede causar daños irreversibles.

Silvia Murillo Cuesta, investigadora del grupo de Neuropatología de la Audición y Mielinopatías en el CIBERER, Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras, advierte que el mal uso de los auriculares causa "lesiones en diversas estructuras del oído interno, especialmente en las células sensoriales que transforman los sonidos en señales nerviosas hacia el cerebro". Además, la pérdida de audición puede provocar "problemas de comunicación que afectan las relaciones personales y llevan al aislamiento". La mayor preocupación de Murillo es la falta de concienciación en los jóvenes sobre el riesgo de perder la audición. Durante charlas en colegios e institutos, los alumnos comentan que preferirían perder la vista antes que el oído, ya que ven la sordera como un riesgo improbable o lejano.

Además de los daños auditivos, la dependencia de los auriculares es otro problema. El año pasado, los españoles escucharon una media de casi 22 horas de música a la semana, una hora más que el promedio mundial, según la Federación Internacional de la Industria Fonográfica. De este tiempo, el 36% se dedicó a plataformas de streaming de audio como Spotify o Apple Music, y un 30% a streaming de video, como YouTube o TikTok, reflejando la necesidad constante de estar escuchando algo.

Este hábito impulsa el auge del mercado de auriculares ya que se prevé que para el próximo año se venderán más de 500 millones de auriculares inalámbricos en el mundo. El estudio de GAES muestra que el 62% de los jóvenes españoles prefiere usar auriculares para escuchar algo en lugar de estar sin ellos. Según Marc Masis, psicólogo y fundador de Desconecta, un programa para adolescentes con adicción a las nuevas tecnologías, esta dependencia se debe a que "es una derivación de la dependencia del móvil y del deseo de aislarse del mundo real".

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Rocío González, vocal de la Comisión de Otología en la SEORL, explica en Código de Barras que usar auriculares más de una hora al día es una actividad de riesgo debido al tiempo de exposición. Sobre si algunos modelos son mejores para el oído, la doctora aclara que “da igual si son tipo pinganillo o los que cubren la oreja ya que lo importante es saber usarlos”. Aunque considera útiles los auriculares con cancelación de ruido, especialmente en lugares tranquilos como en bibliotecas, advierte que usarlos en entornos ruidosos puede aumentar el riesgo al aislarse demasiado del ruido. Los principales daños en edades tempranas incluyen la pérdida de audición en el oído externo e interno y el mal uso de auriculares suele afectar el oído interno provocando acúfenos. "Este daño es irreversible y no tiene cura", concluye la doctora de SEORL.