San Sebastián 2024 | C. Tangana se consagra como director con 'La guitarra flamenca de Yerai Cortés', un brillante documental sobre la identidad y el flamenco

San Sebastián

El cine español ha encontrado diferentes maneras, al fin, de acercarse a los músicos y a la música. Es cierto que Saura siempre será el gran referente a la hora de retratar los usos y costumbres de toda España, desde el flamenco hasta la jota, pero la buena noticia es que hay una generación de directores que sabe cómo acercar la cámara y cómo emocionarnos con músicos tan dispares como Mauricio Aznar, Jota de Los Planetas o Yerai Cortés. Es este último un guitarrista alicantino con tanto talento que obnubiló nada menos que a Antón Álvarez, conocido como C Tangana y autor de uno de los mejores discos recientes, El madrileño.

De Tangana ya conocimos mucho, hace justo un año, con un documental sobre su última gira. Por aquel entonces, preguntado si se atrevía él mismo a dirigir, dejaba entrever que si daba el paso, sería para retratar a Cortés. Dicho y hecho. Este año vuelve al Festival de San Sebastián y lo hace como director novel, en la sección Nuevos directores, donde compite con La guitarra flamenca de Yerai Cortés, producida por Little Spain, uno de los debuts más interesantes y apabullantes, no solo de este certamen, sino de todo el año en el cine español. "Lo que más me fascinó es la literalidad de las cosas que escribe y de su forma de tocar la guitarra. Esta honestidad brutal del artista es algo que me mata y cuando lo vi en Yerai me quedé loco", confiesa en una entrevista en la SER.

La suya es una mirada sincera hacía un personaje que tiene todo el carisma del mundo y una pena, esa pena es la que desentraña una película que no es ningún biopic musical, como no lo era Segundo Premio o La estrella azul, dos obras que nos han dado muchas alegrías esta temporada. La película de Tangana es casi un thriller de misterio que nos cuenta que es lo que atormenta a este músico nacido en el barrio Virgen del Remedio de Alicante en una familia gitana con varios secretos y un fuerte amor por la música. "Poder contar mi historia a través de los ojos de este hombre ha sido como una terapia. Ha sido sanador, para mí y para los míos. En general para todos, porque ha sido enfrentarnos a cosas nuevas, que no sabíamos como eran. Una cosa que representa a Antón es que está vivo todo el rato, nunca se encasilla", explicaba el músico alicantino que ha depositado su vida y su imagen en manos del director.

Yerai Cortés y sus padres, María Merino de Paz, Miguel Cortés, separados cuando él era pequeño, se comen la pantalla, con permiso de la novia del músico, Tania García. Junto a ellos amigas y vecinos, tías y primas que aparecen en el filme desgranando poco a poco en qué consiste ese secreto familiar que no es una rara avis, que ocurrió, desgraciadamente en muchas familias, en un país con unas tradiciones apegadas a la Iglesia católica.

Fue durante la gira de El madrileño, mientras rodaban Esta ambición desmedida, cuando empezaron a producir y a rodar esta película. "Era una locura, porque de repente estábamos en un concierto de Tangana en Mallorca, en plan rock star, y al día siguiente íbamos a grabar a las tías de Yerai", contaba la productora, nominada al Goya, Cris Trenas. El desafío estaba también en rodar una película sin guion establecido y donde la música y el proceso cretivo era una parte importante. Antón Álvarez ha rodado las escenas musicales en directo, en medio de una plaza de barrio, en un descampao alicantino o en las casas de los protagonistas. Sonido y actuaciones en directo con una puesta en escena que recuerda al genial Saura. El director aragonés no quería perderse con su cámara a ningún artista que le emocionara y eso hace Tangana, que se pone al servicio de la historia y de su héroe, un músico con bajones emocionales, con talento y con un dilema identitario que centra parte del retrato de este documental.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Hay algo de esa pasión que Carlos Saura tenía hacía el flamenco y la música, pero hay algo más. "Saura es un gran maestro y, desde el principio, lo puse sobre la mesa. Soy un fan absoluto y, de alguna forma, el concepto de Yerai en su disco lo he interpretado como una contestación a Flamenco Flamenco de Saura. Hay una cosa que me dijo y fue: tú vas a escuchar el flamenco de otra forma. Y es una forma que el público general y los payos como yo no lo habíamos vivido así, escuchábamos el flamenco en los discos y el escenario. Hemos dado la vuelta a eso y hemos rodado la música tratando de hacer una antítesis del videoclip y eso viene de la idea original de Yerai", decía Antón Álvarez sobre cómo se ha acercado a la mirada del barrio, del flamenco y de la familia del protagonista.

Yerai Cortés pertenece a una familia gitana. Se fue del barrio a Madrid a seguir aprendiendo y a desarrollar su carrera musical. Conoció a su novia y a nuevos amigos. Se convirtió en un moderno, como él mismo denomina, pero sigue siendo gitano. Esa dualidad, esa doble identidad, sobre lo que supone ser gitano en una sociedad racista como la de hoy o ser hombre educado de una manera y encontrarse en un nuevo paradigma más femenino y feminista, centra algunos de los temas interesantes que retratan con el humor de una familia llena de carisma y de ternura, sentimientos que la cámara prolonga. "El disco ya tenía su propia narrativa. Esa era la estructura base de la película. Se basa en cómo él ha afrontado muchas cosas que le han pasado con la guitarra. La película ha acabado siendo una cosa un poco distinta, pero él ya tenía claro qué cosas quería contar", explicaba Tangana. "He intentado hacer una película de amor. No sé si es romántica, pero sí sobre el amor, sobre el amor de una mujer, de una madre y el material era tanto que solo hemos tenido que elegir lo que contábamos. No teníamos la idea de hacer una estructura de documental informativo, Yerai es un poeta increíble y la forma de acercarnos a esas historias siempre ha sido desde la poesía y la fábula". Una historia de amor, pasión y perdón que engloba a una familia, pero que también engloba a un país. Una película emocional, guiada por el flamenco, la música y la empatía.