"Era de justicia": Isaías Lafuente hace memoria para reivindicar la elección de Isabel Perelló como primera presidenta del CGPJ
El diccionario la incluyó en 1992, porque jueza no se contemplaba ni siquiera para nombrar a la mujer del juez, un femenino conyugal que se usó durante mucho tiempo en España para nombrar a alcaldesas o médicas cuando no las había aún en ayuntamientos y hospitales
Madrid
Isabel Perelló ha sido elegida hoy presidenta del CGPJ y del Tribunal Supremo, 212 años después de su fundación, dos décadas después de que este tribunal recibiese a su primera magistrada. Esta lenta historia está marcada en un femenino, jueza, que hoy es nuestra palabra. Un término que registró el diccionario en 1992, porque jueza no se contemplaba ni siquiera para nombrar a la mujer del juez, un femenino conyugal que se usó durante mucho tiempo en España para nombrar a alcaldesas o médicas cuando no las había aún en ayuntamientos y hospitales. Eran, solo, las esposas de alcaldes y médicos.
Muchas veces se reprocha a la RAE su lentitud en admitir según qué términos, pero en este caso, si la lengua nombra la realidad, podía presumirse absurdo crear el femenino jueza cuando la judicatura estaba vetada a las mujeres. No fue hasta 1966 cuando las mujeres pudieron acceder a la carrera judicial. Y aquí debemos reconocer que los académicos tuvieron reflejos y fueron abriendo el femenino por la vía lenta. En 1970 se registró la palabra como común en cuanto al género, de tal manera que cuando en 1972 María Jóver Carrión aprobó las oposiciones a juez comarcal ya podíamos hablar de “la juez”. Hubo que esperar un par de décadas más para que la RAE registrase jueza en su diccionario manual de 1989 y tres años más para que entrase en el diccionario oficial. Era de justicia, el femenino y la elección de hoy, en una profesión ocupada mayoritariamente por mujeres.
