Lentitud

"De un tiempo, ya largo, a esta parte, la música no se lanza, se dropea, un término castellanizado del inglés “drop”, que significa “gota “y en otra acepción “dejar caer”. Hay excepciones, claro, pienso en Rosalía o en Lana del Rey, hay muchas más, pero el concepto álbum que se anticipa, del que se dan algunos adelantos que preparan su advenimiento, y finalmente se lanza como una obra cohesionada, es algo que está cada vez más difuminado. Esto no es necesariamente malo, ni bueno, es como es, pero me apetece que miremos más allá, sin nostalgia absurda pero sin tener que bendecir cada práctica contemporánea por miedo a quedar como momias que ya no comprenden el mundo que les rodea Esta forma de dispensar la música, el arte, de un modo fragmentario, es una definición perfecta de nuestro tiempo, un modo de poner límites al disfrute, de acortar su duración y aumentar su velocidad. Cuando una canción de seja caer, se suelta, alzamos la cabeza con la boca abierta, como polluelos en un nido para tragárnosla de un bocado y luego nos quedamos con hambre y con necesidad de más. Odio que la mejor parte de nuestras vidas se haya convertido en pienso. Días libres contadísimos, horas libres incluso, canciones sueltas, rutas planificadas, agendas hasta para salir a bailar"

"Leemos en los trayectos o en la cama, quitándole horas al sueño, escuchamos música fragmentada, vemos películas largas en dos o tres veces porque a ver quién demonios saca dos horas y media seguidas para hacer algo que no sea trabajar, sea fuera o dentro de casa. A los chicos y chicas que aceleran este proceso no hay que afeárselo, hay que ayudarles a construir otro mundo en el que esto no sea necesario, hay que librarles del porvenir"