Anorexia

Madrid

Durante mucho tiempo hemos considerado la anorexia como el paradigma de los trastornos alimentarios, si no el único. Con el tiempo hemos sabido que solo era la punta de un iceberg. Antes que la anorexia llegó al diccionario la bulimia, etimológicamente "hambre de buey", aunque los académicos la definieron en 1899 como "hambre canina". La anorexia se registró en media docena de diccionarios no académicos antes de que la RAE la incluyera en el suyo en 1956 y la definiera como "falta anormal de apetito". La palabra nos llegó intocada del griego. Y el sufijo, que hace referencia al apetito, ha servido para nombrar otros Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA).

Así tenemos la ortorexia, la preocupación por comer alimentos sanos y de calidad; la permarexia, a quien controla obsesivamente las calorías o mantiene una dieta permanente; la megarexia, que sería una distorsión en la percepción del propio cuerpo, la que lleva al obeso a no ser consciente de su obesidad, por ejemplo; o la vigorexia, obsesión por desarrollar la musculatura. La palabra nos llegó del inglés “bigorexia”, con b, que no hace referencia al vigor sino a lo grande. Y por último consignamos la pica, quizás desconocida por muchos, aunque es el primer trastorno alimentario que llegó al diccionario, en 1884. Los académicos, contundentes, la definieron entonces como “depravación del apetito”. Y es que esta patología lleva al individuo a comer todo tipo de cosas no nutritivas, como tierra, papel, madera... En fin, un auténtico puzle en el que la anorexia, insistimos, es solo una de sus piezas.