Desierto
"Quedó el verbo desertar, que nombra la actitud de soldados abandonistas o la de cualquier persona que olvida sus obligaciones o renuncia a sus ideales"
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Madrid
La palabra desierto evolucionó al castellano desde el desertus latino que, propiamente, era el participio del verbo deserere, abandonar para los romanos. De ahí quedó el verbo desertar, que nombra la actitud de soldados abandonistas o la de cualquier persona que olvida sus obligaciones o renuncia a sus ideales. Pero, aunque pudiera haber sido, desertar no hace referencia al proceso por el que una tierra fértil se convierte en un erial.
Para nombrar esa realidad se acuñaron otros dos verbos: desertizar y desertificar, con sus correspondientes sustantivos, desertización y desertificación. Aunque para el diccionario académico ambos términos son sinónimos, en realidad se han especializado. Y así, la desertización nombra un proceso natural, mientras que la desertificación sería fruto, también, de la mano del ser humano. Sería el mismo matiz que separa la España vacía de la España vaciada. Que las serias advertencias han sido como predicar en el desierto y no nos hemos tomado muy en serio este proceso lo evidencia un hecho: el verbo desertizar entró en el diccionario en 1992, y desertificar, en 2001. Ahora, quizás, los académicos deberían matizar las definiciones. Y una curiosidad. En árabe, desierto es "sahra", seguro que os suena...