Pioneras

Madrid

Para abrir La Ventana en este Auditorio María de Maeztu he tomado un tren en la estación Clara Campoamor, así que qué mejor idea que dedicarles hoy nuestra palabra: pioneras. Ellas lo fueron, como otras tantas que a caballo del XIX y el XX decidieron dar un paso adelante para reclamar su derecho a la educación, al trabajo fuera del hogar, a la igualdad en el matrimonio y al divorcio, a participar plenamente de sus derechos políticos en igualdad con los hombres... Fueron pioneras, sí, aunque no sé si alguien las calificó así. Porque la palabra, de origen francés, llegó al diccionario en 1970. María había muerto veinte años antes en Argentina, Clara apuraba su vida en el exilio de Lausana.

Ambas pioneras no se conformaron con abrirse su propio camino sino que lucharon para que esa senda pudiera ser transitada por todas las mujeres. María de Maeztu lo hizo dignificando una escuela marginal en Bilbao, dirgiendo la Escuela de Señoritas en Madrid y promoviendo becas para la ampliación de estudios en Europa, una especie de Erasmus un siglo antes de que nacieran las becas Erasmus. Una mujer tan avanzada que se proclamó feminista antes de que la palabra llegase a nuestro diccionario.

Hoy que estamos haciendo memoria de las víctimas de la violencia conviene recordar a estas ciudadanas que también fueron pioneras al enfrentarse a esa sutil forma de violencia que sufrieron las mujeres, apartadas de la vida pública, mutiladas en sus derechos, recluídas en el hogar, silenciadas en vida y olvidadas más tarde y durante mucho tiempo por la historia.