Trapo

Madrid

Trapo es una palabra curiosa que nos llegó del latín tardío, drappus, aunque quizás su origen remoto sea celta. En latín este trapo era un paño. Pero la palabra acabó evolucionando para nombrar esos paños de segunda que usamos para la limpieza o cualquier pedazo de tela desechado por viejo o por desgastado. Y ese cariz despectivo lo encontramos en muchas expresiones coloquiales. Así "tratamos a alguien como a un trapo" cuando lo hacemos con desprecio; ponemos a alguien "como un trapo", cuando lo criticamos; si nos encontramos mal diremos que "estamos hechos un trapo"; si hablamos mal tenemos "lengua de trapo"; de nuestra ropa corriente diremos que son "cuatro trapos" y si queremos sacar a alguien sus vergüenzas "airearemos sus trapos sucios".

Un trapo también es la vela de un barco, de ahí lo de ir "a todo trapo". Y también es un capote, por eso cuando respondemos a insinuaciones, provocaciones o invitaciones confusas "entramos al trapo", que es lo que estoy haciendo esta tarde al hablar de trapos sin saber muy bien por qué...