Guapo

Madrid

David Trueba nos lleva hoy a la palabra guapo que, como como cualquier guapo, a veces no es lo que parece. Porque hoy tenemos interiorizado que guapo es un hombre apuesto, agraciado, bien parecido... Pero en origen la palabra latina vappa, de la que evolucionó al castellano, nombraba al vino añejo y estropeado y, metafóricamente, al hombre moralmente venido a menos: un pendenciero, chulo, bravucón, un perdonavidas. Ese sentido se mantiene en una de sus acepciones, poco usada ya. Y un sentido aproximado lo encontramos cuando usamos coloquialmente el guapo para callar a un bocazas, por ejemplo, y le decimos "¡cállate ya, guapo!".

La familia de los guapos se ha ampliado con términos como guapetón o guapetona, para nombrar a alguien muy guapo, o guaperas, que vendría a ser un individuo más presumido que bello. Y existe un nuevo sentido muy extendido entre la gente más joven que aún no han recogido los venerables académicos. Consiste en utilizar el guapo o guapa, con el que nos referimos a personas, para adjetivar todo tipo de cosas o circunstancias bonitas o chulas: este coche es muy guapo, hemos tenido una fiesta guapa, me he comprado una camisa muy guapa, por ejemplo. El mismo sentido que nos permite afirmar que guapo es una palabra muy guapa.