Así se gestó la decisión final de Sánchez

Madrid

En la más absoluta privacidad, sin presiones, ni condicionamientos de su entorno político más cercano y manteniendo la incógnita hasta el último minuto. Así ha llevado Sánchez el proceso de reflexión de cinco días que abrió tras la apertura de diligencias contra su mujer, Begoña Gómez, en un juzgado de Madrid. El presidente del Gobierno ha optado finalmente por continuar en el cargo, pero ninguno de sus colaboradores tenía la certeza esta mañana de cuál sería su decisión.

Anoche, Sánchez mandó citar a cuatro de los dirigentes de mayor confianza para que estuvieran a primera hora en el Palacio de La Moncloa. A las 10, a la sede de la presidencia del Gobierno, llegaban la vicepresidenta, María Jesús Montero, el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, el secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán y el jefe de Gabinete del propio Sánchez, Óscar López. Por primera vez desde la publicación de la carta en redes sociales, los cuatro dirigentes coincidían en la antesala del despacho del jefe del Ejecutivo. Ninguno sabía a quién se había convocado en concreto allí.

Solo tras pasar por el Palacio de la Zarzuela, a donde acudió en torno a las 9 de la mañana para despachar con el Rey, el secretario general del PSOE se reunió con su núcleo duro. El mismo que asistió en la madrugada del 29 de mayo a La Moncloa tras las elecciones autonómicas y locales. A diferencia del cónclave que se celebró entonces, y en el que se decidió disolver las Cortes y adelantar las generales, esta mañana Sánchez ha ido directamente al grano. Sin consideraciones previas, ni rodeos, les ha comunicado nada más empezar que seguiría al frente del Ejecutivo. Fuentes conocedoras de lo ocurrido en esa cita aseguran que el presidente les ha explicado que la gran movilización y la ola de cariño recibida en las manifestaciones y en el Comité Federal han influido de manera importante en su decisión.

En el Gobierno defienden que todo este proceso solo ha tenido una motivación personal. Niegan, como asegura el PP, que el trasfondo haya sido táctico o buscando un efecto electoral. "Si hubiera sido así habríamos estado nosotros preparando el argumentario", defienden en su gabinete donde aseguran que el presidente del Gobierno no solo escribió de su puño y letra la carta del pasado miércoles, también el discurso que esta mañana ha pronunciado en la escalinata de la Moncloa.

Buena parte del Consejo de Ministros, salvo los ya mencionados y el titular de Transportes, Óscar Puente, han conocido el contenido y el resultado de la reflexión en directo y por televisión. Solo en ese momento han respirado aliviados porque la sensación general era de cierto derrotismo.

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El miércoles Sánchez no había decidido dimitir

El miércoles, tras salir de la Sesión de Control en el Congreso, el jefe del Ejecutivo se trasladó a la Moncloa sin terminar de escuchar si quiera las preguntas dirigidas a la vicepresidenta, María Jesús Montero, como es habitual. Sánchez comunicó a algunos de sus ministros y miembros de su equipo que se retiraba a reordenar ideas y escribir. Todos los que hablaron con él ese día dibujan a un presidente muy tocado por las noticias sobre la investigación judicial que afectaba su compañera sentimental. "Entró en trance", dicen algunos de los dirigentes que hablaron con él en esa jornada. Hablaba de una injusticia atroz, no entendía por qué su mujer se iba a ver envuelta en una causa judicial. Entonces llegó a la conclusión de que debía reflexionar y parar, pero en ese momento no expresó que su intención fuese dimitir. Durante estos cinco días sí que ha estado cerca de decidir que ese podía ser el desenlace.