Lichis: "Estuve en una montaña rusa a la que nunca más quise subir"

Madrid

El pasado puede tener una sombra más alargada de lo deseado, sobre todo cuando vienes de perderlo todo y poner todo tu empeño en volver a recuperarlo. Esto le pasó a Lichis, que tras el éxito de canciones como No me llames iluso o La lista de la compra, está trabajando en un proyecto mucho más personal y que respira al margen de esa montaña rusa que vivió a principios de los años 2000: "En el mundo de la música todo se valora o infravalora con la misma crueldad. Todo adquiere una proporción desmesurada".

Se enfadó mucho con aquella etapa, llegó incluso a renegar de ella, pero parece que la perspectiva que le ha dado el paso del tiempo ha hecho que "se reconcilie" y que, "a pesar de tener muchas razones para estar enfadado", llegase a "encontrar la paz con ese personaje". Atrás han quedado los años en los que la gente le hacía sentir que había perdido la cabeza por hacerse a un lado en pleno boom de La cabra mecánica. "Me decían que nadie en su sano juicio querría perder algo por lo que la mayor parte de la gente daría un brazo y dos piernas. Me encontré a muchos intentando reconducirme y bajar de esa burra me costó mucho", ha explicado el artista.

Ahora, tras haberlo ganado todo, perdido todo y haberlo recuperado de nuevo, ha apostado por su proyecto personal. Su último disco, Óxido, tiene mucho de ese artista resiliente que ha aprendido que el paso del tiempo deja un importante legado: "La portada del álbum es la chapa metálica con la que tapamos el pozo una casa de pueblo que tienen mis padres. Mi idea era que se escuchase el óxido de las cosas, ese óxido que mueve la madera, oxida las cuerdas y que hace que la guitarra no suene igual ahora que dos minutos más tarde. El paso del tiempo también interfiere en las canciones y las va llevando a otros lugares", ha concluido el artista.