Terrorismo es terrorismo

Madrid

¿Disparar a quemarropa matando por motivaciones políticas cuando no hay guerra, qué es? ¿Meter explosivos lapa bajo los automóviles, qué es? ¿Explosionar una bomba destruyendo un edificio y matando a sus habitantes, qué es? ¿Secuestrar a punta de pistola a personas individuales, en grupo, o en un avión o un buque, qué es?

No hay duda alguna de que todos esos son actos terroristas. ETA fue una organización terrorista que actuó de esos modos. Habrá dudas de si otros actos violentos puedan también ser o no terroristas. Pero no esos. Esos son terrorismo-terrorismo.

Definir las cosas por su nombre es básico para saber de qué estamos hablando. Para entendernos. Confundir los conceptos para rebajar su gravedad es trampa. En eso consiste también la memoria democrática. En recordar lo que está mal y lo que está bien: igual que una dictadura es una dictadura, como lo fue la franquista, el terrorismo etarra fue terrorista.

Claro que es importante mirar al futuro. Pero eso no implica hacer tabla rasa política del pasado: supondría no aprender nada de la historia, igualar a las víctimas con sus verdugos, correr el riesgo de repetir todos los desmanes.

El candidato de Bildu en las elecciones de Euskadi perdió ayer, al ser entrevistado por Aimar en este programa, la oportunidad de reconocer estas verdades. De llamar a las cosas por su nombre, y rechazar frontalmente la utilización en el pasado del asesinato como medio de hacer política. Y así echó por la borda muchos de los esfuerzos que estaba realizando esa formación política para normalizarse. Digan las cosas importantes por su nombre. Es “una cuestión fundamental”, si pretenden ser reconocidos como personas de fiar.