Ricachones del mundo, uníos

¡Oportunidad única! ¡Si tiene usted medio millón de euros, compre un piso y le regalamos el permiso de residencia! ¡Y no se preocupe por el origen del dinero, que no lo va a tener que justificar! ¡Corra! ¡Dese prisa! ¡Me los quitan de las manos!

Así eran las cosas hasta que, hace unos días, Pedro Sánchez decidió eliminar las Golden visa del ministro Montoro. Estaba claro que esos visados eran una aberración, y lo que no se entiende es que Sánchez haya tardado nada menos que seis años en eliminarlos. Es lo que pasa con esas cosas, como cambiar el aceite del coche o visitar a la tía Mari Carmen: lo vas dejando, lo vas dejando y, cuando te quieres dar cuenta, es demasiado tarde.

Ahora a eso se le llama procrastinar. Otro que seguramente también procrastinó es ese ricachón argentino que se refirió a la supresión de las Golden visa tachándola de xenófoba. También él (supongo) lo ha ido dejando, lo ha ido dejando, y al final se le ha echado el tiempo encima.

Entretanto, todos los partidos menos Vox se han puesto de acuerdo para estudiar la regularización de unos cuatrocientos mil inmigrantes que llevan años trabajando en España en condiciones de indefensión y semiesclavitud. Al ricachón argentino le parece mal que se le dé papeles a esa chusma, incapaz de ahorrar medio millón de euros ni aunque trabajara diez vidas, mientras a los emprendedores como él, que tienen dinero a espuertas para gastarse en pisos y mansiones, ya no se los van a regalar. Me imagino que a esos sin papeles los considera animales, seres no humanos. Es lo que el otro día dijo Donald Trump de los inmigrantes centroamericanos.

¡Ricachones del mundo, uníos!