"Con la confianza se para" y "a tu lado y muere": la emotiva secuencia de Unai Simón y Julen Aguirrezabala antes de los penaltis en la final de Copa

Por cosas del destino, el Athletic Club de Bilbao se plantó en la final de una Copa del Rey, y lo que es aún más, en los penaltis que la decidían, con un portero que nunca había recibido un lanzamiento desde los 11 metros con el primer equipo. Julen Aguirrezabala, la apuesta inamovible de Valverde para la Copa, también fue el portero de la final, por delante de Unai Simón incluso en una ocasión histórica para el club como esta. En los 120 minutos de juego, Aguirrezabala se graduó con nota y, aunque recibió un gol, salvó el equipo con sendas intervenciones ante los testarazos de Muriqi.

Sin embargo, la lotería de los penaltis es otra cosa. Y el joven guardameta, curtido en un buen número de partidos con el Athletic a sus escasos 23 años, nunca había tenido que intervenir en uno con la camiseta del primer equipo. Unai Simón detectó esto e hizo real el tópico de que un portero suplente también puede ser clave en un partido. Toalla en mano y con una mezcla de nervios y seriedad en la cara, Julen Aguirrezabala buscaba en la experiencia de su compañero algún consejo: "¿Al mismo pie?".

Entonces comenzó la clase magistral de Simón, que compartío uno de sus trucos con él: "Yo también lo que hago es que me apoyo algo aquí, luego hago así y me tiro". Con sus palabras, el portero titular del Athletic ejemplificaba los movimientos con la inclinación de su cuerpo y sus manos para intentar engañar al delantero con una finta antes de saltar. Pero las finales y los nervios que las acompañan, normalmente, no son buenos amigos de estos juegos, así que Unai Simón también tenía consejos para eso: "Pero sí tú te ves 'buf, no aguanto', eh, entonces a tu lado y muere. Y ya está. Ya está".

Un "ya está" que se dice rápido pero que no terminaba de convencer al joven guardameta, que salía de la charla con cara de circunstancias. El primer penalti, de Muriqi, engañó a Aguirrezabala. Unai se lamentaba en la banda, pero mantenía el apoyo: "¡Vamos Julen!". Y Julen lo hizo, en el segundo lanzamiento, adivinando un disparo a media altura y sin demasiada intención de Morlanes. Cuando Muniain puso por delante a los leones, también se acercó a su portero. "Con la confianza se para", le gritaba. Aguirrezabala no tuvo que parar más. Radonjic lo envió a las nubes, Vesga anotó y con el lanzamiento de Berenguer, el Athletic era el campeón de Copa 40 años después.

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