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'Mi Ántonia', una novela optimista sobre los primeros emigrantes en Nebraska

Willa Cather firma esta obra, dramática pero esperanzadora, ambientada a finales del siglo XIX y principios del XX

'Mi Ántonia', una novela optimista sobre los primeros emigrantes en Nebraska

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Willa Cather nació en Winchester (Virginia) en 1873, en el seno de una familia de origen irlandés, y pasó su infancia en Nebraska, en los años de la primera gran colonización de inmigrantes checos y escandinavos. Murió en Nueva York en 1947. Estudió en la Universidad de Nebraska, donde se presentó, vestida de hombre, con el nombre de William Cather. Novelista y cuentista, fue viajera, periodista, maestra, dirigió revistas y vivió durante cuarenta años con su compañera, Edith Lewis. Es la autora de 'Pioneros', 'La muerte y el arzobispo', 'Una dama extraviada' o 'Mi enemigo mortal'. 'Mi Ántonia' fue publicada en 1918. Transcurre entre finales del siglo XIX y principios del XX y describe con intensidad las penurias de los emigrantes en busca de fortuna. Es una novela optimista, hermosa y apasionante.

Como señala Luis Ramoneda, en 'Mi Ántonia', junto al dramatismo de las situaciones, con momentos trágicos, hay ilusión por la vida, por el trabajo, por sacar la familia adelante con generosidad y grandes sacrificios por ayudar a los demás. En ese sentido, la novela es optimista, porque se destaca lo bueno, lo amable, lo bello, aun en las dificultades. Cather es maestra en describir lo cotidiano, en destacar la grandeza oculta en los detalles e interesar al lector por unos personajes vivos, corrientes, muchas veces heroicos sin pretenderlo. Junto a la figura de Ántonia, gigantesca en su sencillez y nobleza, hay muchos personajes secundarios atractivos, comenzando por el propio narrador. La novela ofrece una mirada profunda y esperanzada sobre la condición humana.

Según Gonzalo Torné, los personajes de Willa Cather ocupan tierras estadounidenses, tan ingratas, aisladas y complicadas de cultivar que las únicas actitudes sociales disponibles son el esfuerzo, el aislamiento y una inocencia inducida, por no decir impuesta por lo imposible de la sofisticación. La particular conquista del Oeste de Cather no tiene lugar sobre tierras ocupadas, no hay el menor derramamiento de sangre indígena; y tampoco ocurre en un espacio mítico, sino en el prosaico y concreto estado de Nebraska. El de Cather es un mundo despojado de épica marcial y también de reverberaciones míticas o bíblicas. Una y otra vez nos habla de los tiempos del asentamiento humano, de la lenta prosperidad de las granjas y del tejido humano en formación.

Señala Torné que en las novelas de Cather siempre destacan dos elementos: la actitud bondadosa de sus protagonistas y la descripción de la naturaleza. Aunque existen personajes esquinados y zonas de amargura, lo que más abunda aquí son las personas bienintencionadas, con ganas de trabajar y de volverle la vida más agradable a los demás. A menudos obligado a ser solidarios por el clima y los fenómenos atmosféricos, cuyos excesos Cather describe con tanta expresividad, como fuerza y detalle aplica en la descripción de los movimientos más sutiles y mínimos de la naturaleza. La conjunción de esta humanidad bienintencionada y perseverante, y el escrutinio constante de los movimientos naturales es la que transmite la atmósfera apacible y laboriosa que es la marca de sus novelas, y por la que apetece volver una y otra vez.

José María Guelbenzu afirma que 'Mi Ántonia' trata asuntos trascendentales en la vida de los seres humanos y Willa Cather los aborda con un vigor creativo y un genio que motivó la admiración rendida de escritores como William Faulkner y Truman Capote. El mundo estadounidense de finales del XIX y primer tercio del XX está contado con una maestría que tiene sus bazas literarias, ante todo, en la creación de personajes, pero esos personajes son tan importantes como el trabajo de recreación de espacios y atmósferas que los caracterizan. Por lo general, Willa Cather parte de anécdotas sencillas, nada espectaculares, y tiende a desarrollarlas pausadamente. No es la espectacularidad o el morbo de la historia lo que prende en el lector sino su capacidad de extraer la intriga de los personajes y su ambiente y para ello necesita componerlos al detalle.

 
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