¿Por qué Kafka le tenía tanto miedo a su padre? La respuesta está en una carta
Especial relaciones epistolares de padres e hijos con personajes célebres como el escritor checo o Einstein
Cartagrafías | Especial padres e hijos
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El intelectual comunista Karl Marx compartía con frecuencia cartas cuando era joven. Estaba estudiando Derecho en Berlín y viviendo una etapa de excesos que tuvo que justificar ante su padre por escrito. No fue el único que tuvo una curiosa e importante relación epistolar con su padre que marcaría su vida. Otro de los padres más famosos de la historia fue el del escritor checo Franz Kafka y precisamente es conocido por una carta que escribió su hijo que terminaría convertida en uno de sus libros más famosos: “Carta al padre”. Kafka no la concibió para ser publicada y se publicó de hecho, de manera póstuma.
El padre de Kafka se llamaba "Herrmann", era el cuarto hijo de un carnicero judío de un pueblo al sur de Bohemia y creció en un ambiente muy pobre. A los 13 años lo mandaron solo a trabajar con un mercader de otra ciudad. Luego probó suerte como vendedor ambulante rural, pero lo pasó muy mal porque era discriminado por ser judío. Todos estos detalles son muy importantes porque explican las frustraciones que más tarde volcó en su hijo. Finalmente, se instaló en Praga y al cabo de un año se casó con la que sería la madre de Kafka, July Lowy, que procedía de un entorno más acomodado. Con la ayuda financiera de sus suegro, el padre abrió una tienda de ropa de caballeros y en 1883 nació su hijo mayor, Kafka. En una carta de adolescente ya le cuenta a un amigo cómo su padre hacía alusión constantemente su pasado.
El escritor tuvo tres hermanas menores pero la más conocida fue Ottla porque precisamente mantuvieron mucha correspondencia y las tres fueron asesinadas por los alemanes en los campos de concentración. También tuvo dos hermanos varones que murieron al poco de nacer. Kafka estudió derecho por empeño de su padre, empezó a escribir sus primeros relatos mientras trabajaba como asesor en una empresa de seguros. En 1919, tenía 36 años, sufría desde hace tiempo tuberculosis, sólo le quedaba un lustro para morir, había escrito algunas de sus obras más conocidas como "La Metamorfosis" y se ve con la suficiente fuerza, tras años de confrontaciones, de sincerarse por carta con su padre.
Solo vamos a escuchar un par de párrafos porque es muy larga, la original constaba de 103 páginas manuscritas. Kafka la reescribió varias veces (tardó dos semanas en acabarla) e incluso mandó que la pasaran a máquina. Responde a una pregunta que le debió hacer su padre en una discusión: "¿por qué te doy miedo?" La carta, al igual que gran parte de sus escritos, vio la luz cuando él ya había fallecido, en 1952. Según uno de sus grandes amigos, Max Brod, Kafka en realidad dio la carta a su madre para que la hiciera llegar a su padre. Su madre nunca la entregó, la devolvió a su hijo que finalmente tampoco la entregó a su padre.
Pero también hablamos de otras relaciones entre padres e hijos menos tormentosas como la de Einstein con sus hijos, tuvo tres. La carta que escuchamos se la escribe al pequeño, Hans Albert, con el que tuvo una relación epistolar muy larga ya que no pudieron vivir juntos. Aquí el niño tiene 11 años. En este momento el físico ya había escrito la teoría general de la relatividad y se había separado de su mujer, la madre de sus hijos.
Hay otra carta muy curiosa que le manda su padre al político Ronald Reagan cuando está a punto casarse recomendandole que resista las tentaciones y que no sea infiel nunca a su esposa; “No hay mayor felicidad para un hombre que llegar a la puerta de casa al final del día sabiendo que alguien al otro lado está pendiente de escuchar tus pasos. Y Francis Scott Fitzgerald, el célebre escritor norteamericano, escribe esta curiosa lista de recomendaciones por carta a su única hija de diez años en 1933,
Otras carta histórica interesante es la de John Steinbeck, autor de "Las uvas de la ira" a su hijo Thom. Cuando éste le confiesa estar enamorado, él contesta con una carta muy tierna en la que le recomienda que no tenga prisa en esto del amor, que si es bueno, no se escapará y otra de mis cartas favoritas está relacionada el astronauta Scott Carpenter que se convirtió en el segundo americano en girar alrededor de la tierra. El día anterior al despegue, recibió esta preciosa carta de su padre.
El padre del psicoanálisis Sigmund Freud, que acuñó términos como “matar al padre”, también tuvo correspondencia con su hija Ann. Hay unas 300 que ponen de manifiesto, más allá del contenido familiar, que el médico psicoanalizó a su hija. En una carta el padre, hace una curiosa comparativa, le dice: "Mirándote me doy cuenta de lo viejo que soy, porque tienes exactamente la misma edad que el psicoanálisis. Los dos me habéis causado preocupaciones, pero en el fondo espero de tu parte más alegrías que de la suya." En otras misivas, ella le habla de sus sueños:
Por último, si os interesa esto de la mente y cartas os recomiendo el libro “Las cartas que los padres nunca recibieron” de Ramón Andreu que parte de un ejercicio terapéutico que planteó a una serie de pacientes y que consistía en que plasmaran en cartas la relación con sus padres para ver las consecuencias que había tenido en el desarrollo de sus personalidades y sanar heridas. La recomendación del doctor fue que esas cartas nunca debían ser leídas por los padres así que quizá está bien que el padre de Kafka nunca leyera la carta de su hijo y que la sigamos leyendo nosotros tanto tiempo después.
Laura Piñero
Cartagena (1985) Periodista de la SER desde 2009. Ha pasado por Hoy por Hoy, A vivir Madrid y actualmente...