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'Lo raro es vivir', una novela sobre la muerte y la extrañeza de estar vivo

Carmen Martín Gaite, una de las escritoras más importantes de nuestra literatura, publicó en 1997 esta obra sobre el amor y la muerte

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Carmen Martín Gaite nació en Salamanca en 1925 y murió en el año 2000, en Madrid. Es una de las escritoras más importantes y galardonadas de nuestra literatura y una de las más destacadas representantes de la generación de la posguerra. Es la autora, entre otras, de 'El balneario', 'Entre visillos', 'Ritmo lento', 'Retahílas', 'Fragmentos de interior', 'El cuarto de atrás', 'Nubosidad variable' o 'Irse de casa'. Escribió también poesía, relatos, teatro y ensayos, entre los que destacan 'Usos amorosos de la postguerra española' o 'El proceso de Macanaz'.

'Lo raro es vivir' se publicó en 1997. Nos habla del amor y de la muerte, de la extrañeza de seguir vivo, y de cómo curar las heridas del pasado, como aceptarse a sí mismo y cómo seguir adelante, a pesar de todo. Es una obra maravillosa, profunda, extraña a ratos, divertida y emocionante. Como señala Xabier Moret en El País, Carmen Martín Gaite dijo en la presentación de 'Lo raro es vivir': "Es que vivir es muy raro. Pienso que sobre todo los jóvenes tienen la percepción de que vivimos de milagro, la sensación de que la vida es un regalo continuo. Es curioso pero me ha salido mi novela más de calle. Es una deriva de pensamientos y un encuentro de personajes muy distintos. Escribí el libro en plan jazz. Tenía una partitura previa, pero el proyecto empezó a estallar y yo me dejé llevar. Todo transcurrió muy deprisa". Los sueños rotos, la mentira, el dolor de la muerte, la suspicacia ante la maternidad o la búsqueda del amor son el telón de fondo de la novela. Su protagonista se ve arrastrada, tras la muerte de su madre a enfrentarse a las heridas del pasado, a la sed del presente, a la curiosidad ante lo inexplicable, a la extrañeza de seguir viva.

En el artículo Tiempo, recuerdo, memoria y onirismo en 'Lo raro es vivir' Consuelo Barrera García señala que Carmen Martín Gaite expresa aquí los diferentes registros a través de su propia voz y aparecen los temas habituales de sus novelas y cuencos: la incomunicación, la rutina, los anhelos de libertad manifestados por la narradora-protagonista. Águeda Soler que, a través de su fluir de conciencia, pone de manifiesto su mundo interior mezclado con sus circunstancias y mundo exterior. En un momento en el que la protagonista está muy afectada aún por la muerte de su madre, piensa que verdaderamente quienes saben "lo raro que es vivir" son los muertos cuando ya no pueden comunicarlo. Su madre, en cierto modo, le dio unas pautas para superar la rareza de vivir en medio de las penas, contratiempos y desgracias, combatiéndolos con la fortaleza. responsabilidad y el saber qué tienes que hacer en cualquier momento.

Indica Consuelo Barrera García que el tiempo resulta complejo, en esta obra al abarcar varios planos temporales mediante tres elementos: memoria, visión, y sueño. Los tres se aúnan en la novela, mediante una estructura cronológica basada en un tiempo real, y varios retrocesos temporales. A su vez, a través del onirismo surgen los sueños que le acontecen a la protagonista. En toda la narración aparecen elementos evocadores que no se sabe si forman parte de la realidad de la protagonista, aunque en ocasiones posean un cierto viso de realidad, y en otras de ensueño. La mezcla de recuerdos, acontecimientos presentes y hechos pasados hace que se desdibujen los límites. No se sabe dónde termina el pasado verdadero y dónde comienza el evocado o soñado. Por tanto, en general, el tiempo se percibe con un sentido atemporal, a causa de los elementos evocados del recuerdo y también del onirismo.

Señala Consuelo Barrera García que Carmen Martín Gaite presta mucha atención a la relación de la mujer con los recintos privados, pues asume en cierto modo el lugar que la sociedad les ha ido destinando. El escenario interior es, generalmente, la casa: las habitaciones donde duerme, come o descansa Águeda. Predominan las escenas que se desarrollan en un ámbito cerrado, éste es el familiar o en su propio piso y todo lo que le rodea es habitual. Se arroja al exterior para formar parte de la vida social, que para ella significaba su propia vida y desarrollo de su personalidad. Desde estos espacios limitados la autora deja correr su imaginación, mediante una contemplación diferente de su realidad y una forma de escaparse de su propia realidad de mujer madura.

 
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