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Fórmula 1 | Deportes

¡Carlos Sainz domina y se lleva el GP de Australia con el abandono de Max Verstappen!

El madrileño se alía con su mejor pilotaje y la suerte para conseguir su tercera victoria dos semanas después de ser operado

Carlos Sainz celebra en el podio la victoria en el GP de Arabia Saudí / Kym Illman

Carlos Sainz celebra en el podio la victoria en el GP de Arabia Saudí

Este fin de semana de horarios intempestuosos, fueron muchos los que pensaron que esta F1 en la que Max Verstappen campa a sus anchas por la parrilla no merecía el madrugón un domingo por la mañana. Pero para todos los que confiamos, el GP de Australia nunca decepciona. Porque la F1 es otra cuando el neerlandés no cuenta en la ecuación, y el más listo de la clase aportaba el acento español en lo más alto del podio. Carlos Sainz consigue su tercera victoria en F1 a lomos del Ferrari y vuelve a demostrarle a los de Maranello y a toda la parrilla que es un piloto más que valioso para 2025. Ferrari vuelve a reinar en la F1, y el nombre propio que lo hace posible es el de Carlos Sainz.

Verstappen arrancó desde la pole, como ya es costumbre, pero poco le duró ese puesto sin un alerón delante. Carlos Sainz, dos semanas después de haber sido operado de apendicitis y apenas un día después de firmar una de las mejores clasificaciones de su vida, le tiraba su Ferrari y conseguía el adeantamiento en apenas unos pocos giros. Entonces, saltaban las alarmas. El Red Bull del campeón del mundo empezaba a lanzar humo al aire de Albert Park. El humo se hacía más denso mientras miles de aficionados por todo el mundo se preguntaban: ¿puede retirarse Max Verstappen? ¿Qué pasaría en una carrera en la que no juegue el neerlandés?

La pregunta se hizo realidad y pronto Max encaraba la calle de boxes, mientras uno de sus frenos traseros explotaba entre llamas: la carrera había acabado para el número 1. Sin 'el coco' en la pista, entre imágenes de visible frustración en el box, Sainz lideraba la carrera por delante de Norris y Leclerc. Ferrari buscó colocarse en el 1-2 con un buen undercut sobre el británico, Mclaren estuvo lento para reaccionar y pronto tuvieron que dar la posición por perdida. Hamilton había sido uno de los primeros en parar y dinamitó la carrera, propiciando la cascada de pitstops tempranos.

Carlos volaba en la cabeza, abriendo espacio con Leclerc, que se convertía en su rival directo para este tramo de la carrera. Pero las cosas se seguían poniendo de cara para los pilotos españoles, de manera casi inexplicable. Hamilton detenía el coche en las últimas curvas con un fallo de motor y el coche de seguridad virtual desplegado en pista le daba el tiempo justo al asturiano para ganar tiempo en el pitstop. Gran mérito en la carrera del veterano, en cualquier caso, porque enganchado al DRS de Pérez, se mantenía en posiciones muy superiores a su ritmo real.

De ritmo real debían de estar hablando en Ferrari, porque en la cabeza Carlos Sainz vivía la carrera más propia de Verstappen de su vida. Mientras todos paraban por detrás, Sainz seguía ganando segundos en cabeza y se ganaba también una parada gratis sin perder posición. Con Leclerc segundo, en Maranello se preparaban para clavar una nueva bandera en la fachada, firmando un poderoso 1-2 después de los dos dobletes de Red Bull en Bahrein y Arabia Saudí.

Metros por detrás, Alonso se agarraba a los valiosos puntos de la sexta posición con un Russell que, a diez vueltas del final, apretaba como nunca. El británico se metía en DRS y Alonso comenzaba su defensa numantina entre los pianos verdes y amarillos. Sainz asustaba en cabeza: "los neumáticos no se sienten tan bien ahora", eran las palabras a apenas dos giros del final, pero la carrera estaba sentenciada. Que todos los equipos de la parrilla tomen nota. Su nombre es Carlos Sainz y no tiene asiento para 2025, pero cada vez que Red Bull baja lo más mínimo el nivel, él es quién lo aprovecha.

 
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