Resaquita o despertador

Se acabó la diversión, llegó Yolanda Díaz y mandó a parar: ¿qué es eso de que los españoles estén de copas hasta las tantas? Jordi Hereu, ministro del ramo, salió enseguida a defender los horarios de la hostelería, pero quién le va a hacer caso a Hereu, que tiene pinta de tomarse unas galletitas María a media tarde y meterse en la cama después del telediario. También Isabel Díaz Ayuso corrió a responder a la vicepresidenta, pero de ella sí que te lo crees si te dicen que es de las que cierran los bares a las tres o las cuatro, como en las canciones de Sabina.

En fin, cada cual que hable de lo que sabe: el escultor de sus esculturas, el pintor de sus pinturas y el trasnochador del trasnoche. Ayuso sabe muy bien de dónde le viene el éxito: de cuando, en la pandemia, dejó que los madrileños salieran de cañas mientras el resto de España tenía que recogerse en sus casas.

Que una de las dos Díaz, la dulce Yolanda, saque la estricta gobernanta que lleva dentro y amenace con mandarnos a la cama antes de hora es ponérselo a huevo a la otra Díaz. Aquí están las cifras: mientras la mitad de los trasnochadores madrileños votan a Ayuso, los madrugadores gallegos que apoyaron al partido de Yolanda se quedaron muy lejos de entrar en el parlamento autonómico.

Esas son ahora las dos Españas que han de helarte el corazón. La de Ayuso es una España de gin-tonic con pepino, ración de quicos y resaquita; la de Yolanda, una España de consomé, bata de felpa y despertador. ¡Ay, cómo han cambiado las cosas desde aquel "el que no esté colocado, que se coloque" del socialista Tierno Galván!