Cine

Madrid

Mira que nos gusta el cine en este programa, pero nunca nos habíamos fijado en esta palabra. Hace unos días hablamos de taxi como acortamiento de taxímetro. Algo parecido sucede con el cine, acortamiento de cinematógrafo, un neologismo que nos llegó del francés, como de Francia llegaron esas primeras imágenes que proyectaron el 28 de diciembre de 1895 los hermanos Lumière. El neologismo se construyó sobre palabras griegas: kinema, movimiento, y graphein, un grabado, una imagen. Así que aquel invento que nos mostraba imágenes en movimiento se bautizó con una palabra que se autoexplica.

La palabra cinematógrafo entró en 1899 en un suplemento del diccionario. En 1914 se registró el acortamiento, cine. En principio, para nombrar el aparato que conseguía aquella ilusión. Más tarde, nombró la sala donde se proyectaban aquellas imágenes o la industria que las producía. Con aquellas imágenes se construían películas, que nos llevan al latín pellis, piel. Así que la película era una finísima piel... Y del inglés nos llegó su sinónimo film, que se castellanizó en filme. Salvo Almodóvar, el sustantivo se usa poco, pero ha servido para construir con normalidad el verbo filmar, o los sustantivos filmografía y filmoteca. Ya sabemos que hay películas malas, incluso horribles. Pero la fascinación del invento hizo que cuando alguien quería o quiere describir algo fuera de lo común dirá que ha sido "de película" o "de cine".