El coche eléctrico, la 'manzana podrida' de Apple
La compañía estadounidense comunica a sus empleados que cancela su programa de desarrollo del coche eléctrico, que ha intentado desarrollar desde hace más de una década
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El coche eléctrico, la 'manzana podrida' de Apple
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Madrid
Apple ha sorprendido a los más de 2.000 empleados que trabajaban en el proyecto esta madrugada con un correo electrónico en el que comunica que cancela su programa llamado Titan, con el que intentaba desarrollar un coche desde 2014. Era el esfuerzo más ambicioso de la compañía del Iphone o el Ipad: el Icar, tras el que había miles de millones ya gastados y que se cancela de forma inminente.
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La mayoría de ese personal se redirige ya hacia proyectos de Inteligencia Artificial y habrá despidos, pero la compañía no aclara cuántos. La noticia la ha adelantado Bloomberg y ha provocado ya dos reacciones:
- La del mercado, que celebra que Apple se centre en sus actuales productos. Las acciones de la compañía suben un 1%.
- La de Elon Musk que ha publicado en X un emoji saludando y un cigarrillo.
La compañía de la manzana gasta 113.000 millones en I+D cada año. Es una salvajada de dinero y es normal que algunos proyectos fracasen, pero que este caiga es doblemente significativo porque el programa llevaba en marcha desde 2014 y porque deja dudas más allá de su caso particular sobre el vehículo eléctrico en general.
Radiografía del coche eléctrico en España: acelera tras un lento arranque
12:07
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La fiebre del coche eléctrico
De hecho, esa es ahora la cuestión de fondo: si está bajando la fiebre del vehículo eléctrico, es decir, si el futuro que iba a traer esa movilidad eléctrica está más lejos de lo que pensábamos.
La demanda de ese tipo de coche eléctrico se está desplomando en los últimos meses y muchas de las firmas que habían hecho fuertes apuestas en este sector están dando marcha atrás. UBS, que había hablado de ritmos de crecimiento del 47% el año pasado, dice que ahora la expansión será del 11%, una cuarta parte de lo inicialmente previsto. Tesla, el principal fabricante de coches eléctricos del mundo, también advierte de que está cayendo la demanda. Y Alemania, el primer mercado europeo para el coche eléctrico, prevé una caída de la demanda del 16% este año.
¿Qué está fallando?
- Son coches más caros en un momento en que toda inflación duele.
- Pero, sobre todo, siguen faltando puntos de recarga.
El caso de España es paradigmático. Hay 37.350 puntos de recarga en España y 7.000 todavía están esperando permiso para funcionar, bien de la compañía de distribución, bien del municipio, bien de la comunidad autónoma o de la autoridad competente. Literalmente es uno de cada cinco todavía inoperativos porque están pendientes de la burocracia, según los datos de Aedive.
Reportaje EP67 | Tengo un coche eléctrico, ¿dónde lo cargo?
07:30
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En España, el tiempo de espera para conectar un cargador es de 18 meses, un año y medio esperando esa autorización. Así que sabemos que el coche eléctrico es el futuro, pero que ese futuro puede estar más lejos de lo que pensábamos empieza a ser seguro también.
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Portazo a Amazon
Y más allá del automóvil, hay un nuevo capítulo en la batalla entre la UE y las grandes tecnológicas: la UE acaba de retirar sus credenciales para hacer lobby a los representantes de Amazon. Es un portazo de la Comisión Europea a la multinacional. Se retiran las credenciales a los representantes de Amazon que podían entrar en la Comisión y hacer labores de presión política.
Amazon gastó el año pasado 3 millones de euros en ese tipo de lobby y ha gastado 18,8 millones en presión política a instituciones europeas desde 2013, según los datos de Observatorio Corporativo Europeo.
¿Por qué ese portazo? Los eurodiputados han citado a Amazon hasta tres veces a dar explicaciones sobre sus prácticas laborales en sus almacenes. Amazon se ha negado las tres veces a comparecer. Según la compañía, por notificación con falta de tiempo y, según Bruselas, por falta de cooperación y por un comportamiento "antidemocrático que no será tolerado".
Hay una cuestión de fondo más allá de esta batalla por las condiciones laborales: la guerra que los reguladores han abierto ya con las grandes tecnológicas. Qué pasa en sus almacenes va a ser el próximo terreno de combate.
