Corrupción

Madrid

La corrupción es la acción y efecto de corromper o corromperse, dice el diccionario. Un verbo que nos llegó, casi sin corrupción, del latino corrumpere. Corromper suena a romper, y es que tiene sus mismas raíces. Desde el primer diccionario académico corromper es dañar o destruir alguna cosa, por eso se corrompen los materiales, la comida o los cadáveres, por ejemplo. Y, en sentido metafórico, es hacer lo propio con cosas inmateriales, ya sean las costumbres, las ideas o los usos debidos y exigidos en cada ámbito. En el que hoy nos ocupa, sobornando, metiendo la mano en las arcas públicas, negociando ilícitamente desde una institución o actuando en su propio provecho.

La corrupción requiere al menos dos actores que comparten sustantivo: ambos son corruptos. Pero en su papel concreto, a uno lo llamamos corruptor o corrompedor, menos usado, y al otro, corrompido. Aunque los verbos romper y corromper son hermanos, cada uno creció de manera distinta. Y es llamativo que el verbo que nombra la irregularidad haya generado un participio regular, corrompido, frente al irregular roto de le verbo romper. También es curioso que la cuarta acepción de corrupción, ya en desuso, sea diarrea. Y la peculiaridad tiene lógica, porque la corrupción y la diarrea son igual de pestilentes y nauseabundas, una misma mierda...