Ábalos no puede mantener el acta de diputado si el PSOE no quiere una nueva vía de agua en el turbulento arranque de legislatura

Madrid

Empieza una nueva semana, la semana después del estallido del caso Koldo García, y el diputado socialista José Luis Ábalos, de quien Koldo era su hombre de confianza, mantiene todavía su acta de diputado. Las informaciones que han ido saliendo desde el momento de la detención del asesor del exministro de Transportes sitúan a Ábalos en una situación comprometida. Es verdad, como dice él, que, hasta ahora, no le han acusado de nada, pero es verdad, también, que todo indica que el exministro sabía, porque así se lo habían advertido, de las andanzas de su amigo.

Este fin de semana el PSOE, sin decírselo explícitamente, le ha abierto la puerta para que se vaya, pero Ábalos sigue sin cruzarla. Se lo ha dicho el propio Sánchez y también le han indicado la salida todo aquel ministro que haya tenido actos públicos este fin de semana. Ábalos se agarra a que ya no es ministro, como diciendo que si lo fuera, dice, porque las tropelías de su hombre de confianza se cometieron siendo el responsable de Transportes, ya hubiera dimitido.

¿Qué sentido tiene este argumento? Ábalos sigue teniendo un cargo público, es diputado socialista, y Koldo García era un hombre que estaba bajo su responsabilidad. Y si no, ¿cómo llega alguien sin ningún tipo de preparación a ser consejero de Renfe o de Puertos del Estado? ¿Cómo es que negociaba y hablaba en nombre del Ministerio? ¿Cómo es que utilizaba el Ministerio como sede de sus reuniones? Pero es que, además, cuando todo esto pasaba, Ábalos era también el secretario de Organización del partido, del PSOE; el encargado, si se hubiera dado el caso, de hacer dimitir a alguien en circunstancias similares.

Pedro Sánchez no puede dejar pasar un día más sin encapsular y cortar de raíz cualquier caso de corrupción que afecte al Partido Socialista. Si no lo hace, estará comprometiendo los principios que le llevaron a la Moncloa: ser implacable ante la corrupción, mandar el mensaje de que la corrupción en el PSOE es cortada de raíz, sea quien sea el que tenga que caer. Y si no lo hace, y si no lo hace rápido, todo su discurso en esta materia quedará en papel mojado. No sirve ser implacable solo con la corrupción del otro. Es con la propia con la que se tiene que demostrar el compromiso. Ábalos no puede seguir manteniendo el acta de diputado si el PSOE no quiere abrir una nueva vía de agua, con la que no contaba, en este turbulento arranque de legislatura.