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La galería de víctimas de Putin

Navalni es solo el último nombre en sumarse a la lista de muertos por confrontar al Kremlin en la que aparecen nombres como Litvinenko, Skripal o Politkóvskaya

Berlin (Germany), 21/02/2024.- A photo showing late Russian opposition leader Alexei Navalny sits among floral tributes outside the Russian embassy in Berlin, Germany, 21 February 2024. Outspoken Kremlin critic Alexei Navalny died in a penal colony, the Federal Penitentiary Service of the Yamalo-Nenets Autonomous District announced on 16 February 2024. In late 2023 Navalny was transferred to an Arctic penal colony, considered one of the harshest prisons. (Alemania, Rusia) EFE/EPA/HANNIBAL HANSCHKE / HANNIBAL HANSCHKE EFE

El entierro del opositor ruso Alexéi Navalni, muerto el 16 de febrero en una prisión del Ártico, se ha convertido en el gran quebradero de cabeza del presidente Vladímir Putin. Las autoridades de Rusia temen que el funeral se convierta en la mayor manifestación que han vivido en su contra y se niegan a entregar el cuerpo a la familia. La madre del opositor, Liudmila Naválnaya, solo pudo ver el cuerpo el pasado jueves, y denuncia que quieren enterrarlo sin la familia presente.

Aunque el Kremlin tiene todo bajo control con la policía, sabe que muchos ciudadanos rusos están en su contra. Esta semana ha habido alrededor de 400 detenidos en los actos de homenaje a Navalni. Pese a que las autoridades han arrojado sus flores cada día a basura, éstos las han repuesto continuamente. Pero Navani es solo el último nombre en sumarse a una amplísima galería de víctimas de Rusia bajo la presidencia de Vladímir Putin. Todos críticos con él, líderes de corrientes de opinión que cuestionen sus decisiones.

Lo mismo ocurrió con el fundador del grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin, muerto el pasado agosto al estrellarse el avión en el que viajaba. El que protagonizara un motín contra Putin fue enterrado en secreto en un cementerio de segunda para que a su tumba no acudiesen miles de fieles, muchos de ellos veteranos de guerra.

Espías

Otra de las imágenes icónicas en esta galería de víctimas de Putin es la de Alexander Litvinenko, un espía ruso envenenado con polonio. Su muerte es uno de los ejemplos más claros de los asesinatos con mensaje del Kremlin. Litvinenko era un agente del Servicio Federal de Seguridad Ruso, el antiguo KGB. En concreto, trabajaba en el grupo contra organizaciones criminales. El jefe del servicio en los años 1997 y 98 era Vladimir Putin, y a él se dirigió Litvinenko para denunciar la corrupción de sus mandos y que le ordenaron asesinar al empresario Boris Berezovsky. El ahora presidente ruso hizo caso omiso y Litvinenko dio una rueda de prensa pública con otros agentes.

Finalmente fue despedido y puesto bajo vigilancia, aunque logró huir a Reino Unido, donde comenzó a colaborar con la inteligencia británica. En noviembre de 2006 cayó enfermo repentinamente y murió semanas después. Había sido envenenado con Polonio, un material radiactivo que dejó trazas en varios aeropuertos de Europa. El día que enfermó había conocido además a otro ex espía ruso, Andréi Lugovói, hoy diputado del Parlamento ruso.

Berezovsky, por su parte, murió en un apartamento de Londres en 2011, apareció ahorcado y nunca se aclaró si fue o no un suicidio.

Otro espía corrió una suerte parecida: Sergei Skripal era un agente doble en Rusia y Putin le concedió uno de sus conocidos indultos. Los rusos le detuvieron en 2004 por alta traición. Colaboraba con el MI6 británico. No obstante, seis años después, en 2010, fue intercambiado por otros agentes rusos que tenía en su poder Reino Unido.

La historia hubiera acabado aquí si no hubiera sido el objetivo del Kremlin justo antes del Mundial de Rusia del 2018. La inteligencia británica identificó a dos agentes rusos que estuvieron en la ciudad donde se escondía Skripal, Salisbury, cuando fue envenenado con un agente químico que solo pueden producir algunas potencias militares y que es el mismo veneno que casi mató a Navalni en 2020. Los dos espías rusos lograron huir a su país, donde en una entrevista Russia Today dijeron que fueron al Reino Unido para ver expresamente la catedral de Salisbury.

Opositores políticos

Hay dos nombres más que se pueden añadir a esta lista, los de Anna Politkóvskaya y Boris Nemtsow.

La primera era una defensora de derechos humanos y periodista muy reputada por su trabajo en el Cáucaso, donde denunció los abusos de los chechenos y los rusos contra la población civil. Trabajaba para el diario Nóvaya Gazeta, galardonado con el Premio Nobel de la Paz hace dos años y cerrado por el Kremlin el pasado año. Varios de sus reporteros han sido asesinados desde que Putin llegó al poder.

Politkóvskaya sobrevivió a un envenenamiento y a varios secuestros en el Cáucaso e incluso le hicieron una ejecución falsa. Sin embargo, molestaba, denunciaba que Rusia era una democracia fallida y fue asesinada en el ascensor de su casa en el centro de Moscú en 2006, sin que nunca se esclareciera el caso.

Por su parte, Boris Nemtsow era una de las grandes alternativas de la oposición a Putin. Había sido viceprimer ministro con Boris Yeltsin, y en 2004 publicó un manifiesto, un llamamiento a la mayoría putinista, en el que advertía del peligro que se cernía sobre el país por la acumulación de poder del presidente ruso. Nemtsow abanderó las protestas contra la guerra del este de Ucrania en 2014. Meses antes de que su equipo publicara una investigación sobre la participación de Moscú en el conflicto, fue asesinado a tiros frente al Kremlin. Nunca se investigó quién dio la orden y algunos de los chechenos que le mataron ya han salido de prisión.

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