"No es cierto, no habrían muerto igual": la durísima carta del hijo de una trabajadora de una residencia a Ayuso
"Me siento muy orgulloso de ella. Por usted, presidenta Ayuso, vergüenza", escribe
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha insistido en los últimos días en que el trasladado de los mayores contagiado de COVID de las residencias a los hospitales no eran relevantes porque se iban a morir igual. "No se salvaban en ningún sitio", afirmó. Los agentes de la Policía Municipal de Madrid redactaron más de 200 informes sobre la situación de las residencias de la capital en los primeros meses de la pandemia. Las actas reflejan que no se recogían los cadáveres y el agotamiento físico y emocional de los trabajadores ante la "falta de apoyo institucional" de la Comunidad de Madrid.
Ayuso volvió a referirse a este asunto esta semana durante un desayuno informativo y atacó a la izquierda de mentir. Afirmó que médicos y geriatras habían autorizado miles de traslados de mayores de residencias a hospitales, algo rechazado por médicos como Vicente Baos, que explica cómo había protocolos que lo prohibían y que se conocen como "protocolos de la vergüenza". En su declaración ante el juez, el alto cargo del Gobierno de la Comunidad de Madrid que firmó dichos protocolos. Carlos Mur dijo que esos protocolos dictados por la Consejería de Sanidad eran solo "recomendaciones", descargando la responsabilidad en los médicos. Según su testimonio ante el juez, esos documentos se redactaron para que los médicos no tuvieran que decidir algo tan dramático como con quién utilizaban los recursos sanitarios que escaseaban.
"Mi madre lloraba todos los días"
Remitido por Víctor de Cea Lobato desde Madrid, este miércoles El País publica una carta a su directora que supone un durísimo relato del hijo de una trabajadora de una residencia de mayores durante la pandemia, que apela directamente a la presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. "Mi madre lloraba todos los días", comienza el relato. Y continúa cuál era el panorama diario: "De verdad, señora Ayuso, la veía llegar a casa cada día durante la pandemia. Sonreía al entrar, pero nada más cerrar la puerta empezaban las lágrimas".
Luego, explica: "No es cierto, no habrían muerto igual. Mi madre llegaba llorando porque su trabajo, en una residencia de ancianos pública de la Comunidad de Madrid que usted preside, fue un infierno esos meses. Se encontró cuerpos en el suelo, separó matrimonios de vidas enteras por culpa de la enfermedad y algunos nunca volvieron".
A pesar de haber pasado ya un tiempo, las secuelas persisten: "A fecha de hoy, cuando es capaz de hablar de ello, todavía les recuerda. Les limpió, les cuidó, les abrazó… pero murieron allí. Ella no podía hacer más. No llegaban las ambulancias. Sintió impotencia, y el trauma continúa, aunque ahora alimentado por sus palabras. Me siento muy orgulloso de ella. Por usted, presidenta Ayuso, vergüenza".