La palabra

Barcelona

La palabra esculpe el pensamiento. Lo recrea. Lo expresa. Y aflora el sentimiento. Lo enternece, lo afirma, lo modela y lo modula. La palabra, y su otra esquina, el silencio, es lo que nos distingue en el universo, nos da valor, nos revela e imanta como extraños focos de interés siempre por descubrir.

La palabra es nuestra gran pasarela para comunicarnos. Nacemos aspirando a ella, crecemos en su deletreo, morimos pugnando por recordarla, y nos despedimos susurrándola. La palabra es la argamasa de la conversación. Y de la conversación surge todo: el intercambio de ideas, la negociación de encuentros, el acuerdo verbal, escrito, grabado. Eso que sostiene todos los mejores inventos: la palabra de amigo, las palabras de amor, sencillas y tiernas.

De las palabras sucesivas, organizadas como colmenas, como templos, como miradas infinitas y compartidas, de las palabras buenas que olvidan la inquina y la rabia, nace la radio por las ondas. Aquí: hace un siglo de esta historia ininterrumpida. Cuando cumpláis cien años y ese mismo día suene la emisora para despertaros, recordaréis esta magia inigualable. Porque está viva, pese a que fue mil veces condenada, porque surge cálida en el frío glacial, porque cuando todo falla o se desvanece, siempre nos queda, cerca, cerca, como si también fuera nuestra. Es nuestra. Es de todos.