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Putin niega que Rusia pretenda escalar la guerra en una insólita entrevista del presentador trumpista Tucker Carlson

La visita a Rusia de la estrella de la televisión conservadora, quien en noviembre se dejó ver con el ultraderechista Santiago Abascal, ha sido considerada en la prensa internacional como una forma de blanquear la propaganda del Kremlin

Un momento de la entrevista de Tucker Carlson a Vladimir Putin. / GAVRIIL GRIGOROV/SPUTNIK/KREMLIN (EFE)

Un momento de la entrevista de Tucker Carlson a Vladimir Putin.

Madrid

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha descartado este jueves que la relación de su Gobierno con Estados Unidos dependa de un cambio en la presidencia del país norteamericano, y tiene que ver más bien con "la idea de dominación" que EEUU tiene sobre el mundo. Putin también ha negado que pretenda escalar a nivel internacional la guerra de Ucrania, en una entrevista con el polémico periodista estadounidense Tucker Carlson, la primera que ofrece a un periodista occidental y que ha sido considerada en la prensa internacional como una forma de blanquear la propaganda del Kremlin.

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Putin ha recalcado que en lo relativo a Estados Unidos "no se trata de quién es el líder o de la personalidad de una persona en concreto, sino de las élites mismas: es la idea de la dominación a toda costa basada en las fuerzas dominantes de la sociedad estadounidense". Reconoce, por ejemplo, que tuvo una buena relación con George Bush Jr, "y también una relación personal con Trump", pero quita importancia a las personas.

Sobre Estados Unidos, Putin sentencia: "Es un país complejo. Conservador por un lado, cambiante a toda rapidez por otro... no es fácil comprenderlo". Se esperaba que en esta entrevista Carlson preguntase con mayor énfasis sobre Trump, un político que le es muy próximo, pero Putin evitó hacer mayores referencias a Trump y con ello no dio -como se temía que sucediera- mensajes que puedan adivinarse como interferencias en las próximas elecciones estadounidenses de noviembre.

Aval a la propaganda rusa

La visita a Rusia de la estrella de Tucker Carlson para entrevistar a Putin ha provocado un auténtico tsunami mediático en Moscú. Carlson, expresentador de Fox News y declarado admirador de Donald Trump, llegó a la capital rusa el 3 de febrero y desde entonces ha sido objeto de continua atención. El Kremlin ha aprovechado su presencia en Moscú para poner a funcionar su propaganda, desmentir el aislamiento de Rusia y presumir del interés que despierta la versión rusa de la guerra en Ucrania.

Un momento de la entrevista de Tucker Carlson a Vladimir Putin.

Un momento de la entrevista de Tucker Carlson a Vladimir Putin. / GAVRIIL GRIGOROV/SPUTNIK/KREMLIN

Un momento de la entrevista de Tucker Carlson a Vladimir Putin.

Un momento de la entrevista de Tucker Carlson a Vladimir Putin. / GAVRIIL GRIGOROV/SPUTNIK/KREMLIN

La noticia sobre la llegada de Carlson a Moscú corrió como la pólvora en los canales de Telegram rusos, mientras las autoridades prefirieron guardar silencio sobre la visita y sus auténticos propósitos. "No comento los desplazamientos del periodista estadounidense", zanjó el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov. Al mismo tiempo, los medios rusos, muy críticos con Occidente tras sus sanciones contra Moscú por la guerra en Ucrania, difundieron imágenes del estadounidense y compartieron cada uno de los detalles de la visita.

Decenas de reporteros se amontonaron a la salida del hotel Four Seasons moscovita para no perderse ni un paso de Carlson. Así, lograron seguirle hasta el McDonald's ruso, conocido como Vkusno y Tochka (Sabroso y Punto) desde que la cadena se retirara de Rusia tras el comienzo de la guerra en Ucrania. La histeria alcanzó tal punto que salpicó incluso al empleado del establecimiento que le sirvió dos hamburguesas y unas patatas fritas a Carlson.

El trabajador tuvo que hablar con los medios rusos y protagonizó varios artículos en los que describía a su famoso cliente como un hombre "muy educado", quien simplemente "recogió la comida y se marchó".

La visita de Carlson

Durante su estancia en la capital rusa, Carlson no solo entrevistó a Putin y comió hamburguesas rusas, sino que también visitó la exposición Rusia en el centro de Exposiciones VDNJ sobre los hitos del país bajo el mando del actual inquilino del Kremlin. Se trata de un megaproyecto patriótico de las autoridades cuya inauguración coincidió con el inicio de la campaña electoral para las presidenciales de marzo, en las que Putin se presentará a la reelección.

En esa muestra, Carlson visitó los pabellones de varias regiones rusas y mostró especial interés en el lejano oriente ruso. El periodista ultraconservador también expresó el deseo de conocer algún día Siberia, según las autoridades rusas. El gobernador de la región siberiana de Omsk, Vitali Jotsenko, aseguró que se trata de un deseo "comprensible", ya que Siberia es "el corazón de Rusia". "Por eso, invito al periodista (Carlson) a Omsk para que se enamore perdidamente de nuestro país", escribió en Telegram.

Estos planes tendrán que esperar ya que el acoso periodístico obligó a Carlson a abandonar Rusia sin despedirse, por la noche y por la puerta trasera de su hotel. Los pocos informadores que llegaron a ver la marcha precipitada del presentador, destacaron que este no llevaba equipaje y que se negó a responder a sus preguntas. Más tarde Carlson fue fotografiado a bordo del avión Moscú-Belgrado que partió de la capital rusa en la madrugada del 8 de febrero, cuando quedaban menos de 24 horas para la emisión de su publicitada entrevista con el líder ruso.

Apoyo a Vox

El pasado mes de noviembre, al calor del momento álgido de los incidentes en la madrileña calle de Ferraz para protestar con la ley de amnistía del Gobierno, Tucker Carlson se dejó ver por allí. El presentador ultra que alentó el asalto al Capitolio acompañó a varios dirigentes de Vox, entre ellos Santiago Abascal, y, de hecho, llegó a publicar una foto junto al líder de la extrema derecha.

Carlson tiene 54 años y encabezó la campaña mediática desde Fox News en la que se denunciaba un amaño tras la victoria de Biden a Trump en noviembre de 2020. La empresa encargada de las máquinas de votación, Dominion, exigía a la cadena televisiva 1.500 millones de euros de indemnización por las acusaciones de fraude electoral. Finalmente no hubo juicio porque se llegó a un acuerdo de 787,5 millones de dólares (cerca de 717 millones de euros). Después de este episodio, Carlson, que llevaba en la Fox desde 2009, fue despedido. La versión oficial explicaba que se debía a un reajuste en la programación.

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Otro de los episodios en los que se vio envuelto Carlson fue el asalto al Capitolio de EEUU el 6 de enero de 2021. El periodista de la Fox dijo que uno de los asaltantes, Ray Epps, era en realidad un infiltrado del FBI, lo que se confirmó como bulo. No había ninguna prueba de que Epps fuera un agente y él mismo tuvo que desmentirlo en numerosas ocasiones. Tucker Carlson también se ha mostrado abiertamente negacionista con el cambio climático.

 
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