Marmota

Madrid

Hoy es el día de la marmota que, por influencia del cine, ha quedado asociado a la sensación de vivir atrapados en el tiempo, en un círculo del que es difícil escapar. Y tiramos de la metáfora, en los tiempos que vivimos, sin necesidad de que sea 2 de febrero. Pero aprovechamos la fecha para hablar de esta palabra cuya maternidad es dudosa. Entró en el Diccionario de Autoridades, en 1734, como voz italiana. Más tarde, en 1884, nos aclararon los académicos que venía del griego, de una palabra que nombraba algo espantoso, terrible. Y finalmente, el diccionario nos aclaró que nos llegó desde Francia. Esa es la última versión.

La palabra nombra al mamífero roedor, por supuesto. Pero en la lengua coloquial nos ha servido para nombrar humanos con extrema pasión por dormir, en dura competencia con el lirón. El Diccionario Histórico de la RAE también documenta otros usos que se dio a la palabra pero que nunca llegaron al diccionario, para referirse a personas de poca inteligencia, rudos, torpes o a mujeres feas y entradas en carnes... Tampoco llegó nunca al diccionario su curioso masculino, marmoto, usado por algunos autores en artículos y libros, para referirse al macho de la marmota o a hombres con los perfiles ya señalados. Y no descartaríamos que alguien se marque un día un Tamara Falcó y nos explique, siguiendo la senda del marmitako, que Obélix era tan fuerte porque se cayó en la marmota.