Eva Hache: "Durante mucho tiempo me dije que lo mío fue cuestión de suerte, pero ahora sé que sí soy un modelo a seguir"

Madrid

Después de mucho tiempo y no pocas reposiciones, puede que algunos tengan la tentación de creer que Eva Hache (Segovia, 1971) nunca dejó de presentar El Club de la Comedia. Tal fue el éxito de aquel programa, abrió tantas puertas a muchos monologuistas hoy imprescindibles en nuestra comedia, que incluso no pocos puede que crean que siempre fue ella quien lo presentó, olvidando que por allí pasaron antes como maestros de ceremonias Javier Veiga, Emilio Aragón o, por ejemplo, El Gran Wyoming. "El Club de la comedia cambió un poco la comedia en nuestro país. Y si lo piensas bien, teniendo en cuenta que España es un lugar en el que se cuentan muy bien los chistes, me parece hasta extraño que un programa de monólogos como ese no llegará antes a la televisión", recuerda.

También fue un programa en el que gracias a personas como ella, otras cómicas pudieron asomarse desde el humor para poder contar las cosas que nos importan sin tener que justificar ni sus guiones ni su sexo. "Entonces es verdad que había una presencia reducida de mujeres, pero es que el humor era muy masculino, de la misma forma que el mundo era en general mucho más masculino" y, con ironía, habla de su supuesta influencia en ese cambio: "Yo siempre dije que una pasaba por allí, que me tocó presentarlo, y que luego llegaron otras. Fue un hecho circunstancial, aunque como me lo han dicho mucho, igual -dice con guasa- es verdad que soy un modelo para todos y tengo que empezar a reconocérmelo".

También disfrutamos mucho a Eva Hache en el pasado gracias a programas satíricos como Noche Hache: "Lo disfruté muchísimo, fue la gran oportunidad además de hacer comedia con un material muy interesante: la actualidad de las noticias del día". En realidad, no ha dejado de hacer cosas: "Me considero una persona con muy buen ojo para coger oportunidades al vuelo" y eso que "soy también muy buena diciendo que no, desde el principio tuve claro las cosas que quiero hacer y lo que no".

Entre los proyectos que sí quería poder acometer, está el de dirigir una película. Una oportunidad, Un mal día lo tiene cualquiera, que le llegó de las manos de Alex de la Iglesia y Carolina Bang. "Ellos me han dado una libertad casi apabullante; me dieron muy buenos consejos y me dijeron tres cosas: es tú película, confía en tu trabajo y tu criterio y no dejes nada sin rodar". Y añade: "Hubo un momento en el que pensé que había llegado la hora de dirigir, de no estar tan expuesta delante de las cámaras, pero la oportunidad surgió sin que yo le dijese nada a Alex de la Iglesia".

Eva Hache, que considera que este ha sido el mayor reto de su carrera, define su película, la historia de una joven a punto de presentar una tesis sobre el orden para maniatar el caos, justo 24 horas antes de que su vida se desmorone, como "una película trepidante y quiero pensar que además muy alegre".

Sobre su relación con el orden y el caos, la directora asegura que al igual que le sucede a su protagonista, Ana Polvorosa (Aida o Una vida no tan simple), "las dos somos partidarias de apoyarnos en buenos cimientos, tanto profesionales como laborales, pero también de abrazarnos a la improvisación". Y sobre Ana Polvorosa señala: "Yo no conocía personalmente a Ana, nunca habíamos trabajado juntas, pero enseguida, al leer el guion, pensé en ella, y que ese aspecto que tiene tan ordenado y esa belleza tan clásica y calmada, me venían perfectos para la película".