Estará cargada de mucha vergüenza

Madrid

Desde hace muchas semanas, nuestras noticias llegan mezcladas con las desoladoras cifras de muertos en Gaza, un lugar en el que los problemas de la vivienda, la atención médica, la alimentación y la política sufren dificultades extremas. Los que repiten que España se rompe, antes de seguir exagerando, deberían mirar hacia las verdaderas ruinas. Supongo que alguna vez se detendrán los bombardeos en Gaza.

Supongo que los periodistas volverán a tener permiso para entrar en aquellas tierras y supongo que empezarán a contarnos lo que ven.

Verán muchos escombros. Y no sólo de las viviendas, los hospitales y las oficinas que han saltado por los aires... Y no sólo las tumbas de niños de dos, tres, cuatro años que han sido tratados como terroristas. Verán también los escombros del derecho internacional, la miseria de las instituciones encargadas de cuidar la vida entre países y los derechos humanos. Verán convertidas en polvo, partidas por la mitad, las palabras democráticas que suelen utilizarse para criticar las muchas formas de fundamentalismos que nos amenazan. Verán la indiferencia, la estrategia de los cínicos, la indignidad, la deshonestidad humana y económica del mundo.

Y verán por fin, entre las ruinas, a una persona llorando. Si es palestina, su dolor y sus lágrimas serán inconsolable. Si es española, sus lágrimas podrán hablarnos de impotencia. Y si la persona que llora es norteamericana, inglesa, francesa o alemana, supongo que, además de dolor e impotencia, estará cargada de vergüenza, de mucha vergüenza.