La primera española en ganar el Dakar, Cristina Gutiérrez: "Es mi vida, la prueba más dura del mundo. He llegado a correr teniendo visiones"

Madrid

La convivencia con una mini moto, cuando sólo tenía cuatro años, y la pasión desbordada de un padre por el motor y la velocidad, son la gasolina infinita que le ha hecho posible llegar a la última etapa del rally Dakar, el más laureado e icónico del planeta, remontar 25 minutos al líder, su compañero en Red Bull, Mitchell Guthrie y convertir a Cristina Gutiérrez (Burgos, 1991) en la primera mujer española (la segunda en el mundo) en ganar la gran prueba del desierto y, lo que puede ser más importante, en la inspiración de otros sueños venideros. "Me encantaría ser modelo e inspirar la carrera de otras chicas".

Nació hace 32 años en Burgos y se recuerda, desde siempre, enamorada con la posibilidad de conducir: "Me encanta, amo la gasolina. Mi obsesión ha sido siempre esa. Yo le agradezco a mi padre que desde pequeña siempre me empujó a poder correr. Siempre fue muy abierto conmigo. Desde los 18 años, tan pronto como me saqué el carné ya estaba en el campeonato de España. Fue un enamoramiento muy directo. Empecé en los rallies de España y de hecho mi copiloto era mi hermano y se supone que íbamos a cambiarnos de posición, yo de copiloto y el al volante, pero yo le dije que no quería cambiarme. Yo siempre quiero conducir y él, que es más bueno que el pan, me dijo: 'Venga vale".

Tampoco oculta las dificultades. Un deporte caro y en el que el hecho de ser mujer provocaba muchas reticencias dentro del entorno del motor. "Cuando no te conoce nadie no se fían y te dicen: '¿Pero tú vas a correr el Dakar?'. Les costaba pensar que yo pudiera y pudiera hacerlo bien. Eso me quitaba la confianza... Yo he llegado a ir a los cars y darme vergüenza estar allí porque no había ninguna chica más".

Pero todo el apoyo llegó entonces en su propia ciudad, en Burgos. "Allí conocí a una mujer, vicepresidenta del Grupo Antolín, que se enamoró de mi proyecto, de mis valores, de mi idea de poder correr en el Dakar. Ella era en parte francesa, un país en el que el Rally Dakar es muy conocido y tiene mucho prestigio".

Una trayectoria que ha estado compatibilizando con unos estudios y una profesión, la de dentista. "Yo desde el principio sabía que era muy difícil vivir del motor, donde además los contratos empiezan siendo anuales. Actualmente tengo menos pacientes y en breve espero aparcar esa tarea profesional durante algunos años para poder dedicarme a competir en un deporte que, y eso me encanta, también tiene algo que los demás no pueden decir. Los rallies son la especialidad más igualitaria que existe. un coche o una moto y a correr, sin importar que seas hombre o que seas mujer", comenta Gutiérrez.

Y un hombre y una mujer en un mismo equipo. Su copiloto desde hace años, Pablo Moreno Huete, asegura que los dos son bastante especialitos, que un Dakar tantas horas juntos en un especio tan pequeño, genera momentos tensos y de dificultades, pero también cómodos, porque ambos se conocen muy bien. Para Cristina, la clave de la conexión con Moreno Huete es que antes que su copiloto es su amigo. "Lo más importante es que exista complicidad y confianza. Las discusiones forman parte del trabajo, pero al día siguiente siempre se empieza de cero, eso hay que tenerlo muy claro".

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Cristina Gutiérrez: "Ojalá un día no haya récords que romper; espero ser una inspiración para las próximas generaciones"

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Y es que esta prueba, la del Dakar, no es una prueba cualquiera. "El Dakar es mi vida, me ha hecho crecer, me ha hecho mejor, pero es una carrera muy dura"; y recuerda cuando hace unos años "estuve conduciendo sin dormir durante tres días. Llegué a ver visiones, a imaginar rotondas en el desierto", el precio de la pasión, que a veces produce monstruos, y otras títulos y un lugar en la Historia.