Metáfora de algo

Galicia

Salí a la calle hace unos días, y me encontré a tres personas de pie, en una esquina, mirando hacia arriba, a lo alto de un edificio. Mirar hacia arriba es una maniobra curiosísima, casi hipnótica. Distingues a alguien ejecutándola, y allá vas tú también, intrigado. Imposible no pensar que ahí pasa algo, y que en alguna medida es asunto tuyo. Aquel grupo de personas, todas muy bien vestidas, miraba al edificio y conversaba entre sí como esa gente animadísima que parece siempre haber estado bebiendo un par de cócteles, y que con eso ya hecho el día. No supe resistirme a meter mis narices, y también yo me puse a mirar. No vi nada que me llamase la atención. Cuando me di cuenta, ya éramos un grupo numeroso los que estudiábamos el edificio desde la misma esquina. Le pregunté a una señora que había a mi derecha qué estaba mirando todo el mundo. «No lo sé», respondió. Le hice la misma pregunta al hombre de la izquierda. «No tengo ni idea», dijo. Pero los tres seguimos mirando. Me fui de allí pensando que, en general, somos un poco tontos, y que nos pasamos la vida haciendo cosas sin saber por qué, ni para qué. Pero como cada vez que pasa algo que no entendemos, preferimos pensar que estamos ante una metáfora maravillosa, pero aún no sabemos de qué.