Actores y muñecos hiperrealistas: así funciona un hospital simulado

Madrid

Una parturienta sujeta a un bebé recién nacido sobre su pecho mientras en la cama de enfrente una niña parece dormir. Las dos tienen un rictus de dolor en su cara de silicona. La sala es idéntica a un box de cualquier hospital. Las camas son reales, los respiradores auténticos, las incubadoras también.

Solo las pacientes son de mentira, aunque si te fijas sus pupilas se dilatan, en sus “venas” se pueden coger vías, sudan, lloran y fibrilan… Siempre y cuando el profesor les introduzca un código QR con los síntomas que necesitan que expresen.

La Universidad Europea lleva años trabajando este método e invirtiendo mucho dinero en él. El objetivo es que sus alumnos aprendan experimentando. Que le pierdan el miedo a ponerse delante de un paciente hipertenso tras haber ingerido una viagra para mantener relaciones sexuales con su vecina, aunque el citado señor sea un actor argentino con un guion que ha preparado la profesora de turno, en este caso, para alumnos de tercero. “Tan importante como operar, intubar o diagnosticar es aprender a comunicarse con el paciente” nos cuenta Óscar Oliva, coordinador del Hospital Simulado.

La relación entre el médico y el paciente ha cambiado mucho en los últimos años, reflexiona Juanjo Millás. Antes su palabra era indiscutible. Ahora todos llevamos al “doctor Google” en el bolsillo y nos atrevemos a sugerir cuáles serían las pruebas más adecuadas a lo que creemos tener. Lástima de tratamiento contra la estupidez.