Economía y negocios

Mar Rojo: factura local

La tensión en el Mar Rojo sigue escalando, mientras que el comercio internacional ya empieza a notar el precio de esta crisis que, de momento, no tiene prevista su fin

Mar Rojo: conflicto global, factura local

Mar Rojo: conflicto global, factura local

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Madrid

La tensión no parece tener una cota máxima en este nuevo conflicto del Mar Rojo, al menos de momento. Las cadenas de suministro han tenido que modificar sus itinerarios para adaptarse al nuevo escenario, que de extenderse mucho más en el tiempo, implicaría nuevas subidas de precio y tiempos de entrega de suministros mucho más tardíos. La respuesta occidental ya ha llegado, primero con un ataque masivo en coalición entre estadounidenses y británicos contra los hutíes, y después con otra ofensiva de Washington hace escasas horas. Los hutíes y sus portavoces militares aseguran que esto no se va a quedar aquí y que habrá una contraofensiva. El frente de Israel y Palestina, y la nueva Crisis del Mar Rojo, dos conflictos que dibujan un escenario incierto para el comercio internacional y que, desde el punto de vista económico, pueden traer nuevas subidas de precio.

La última ofensiva de Estados Unidos ha interceptado armamento iraní en dirección a los rebeldes que están acosando a los cargueros. Eran, según las fotos que han publicado los Navy Seals, unas tres docenas de componentes que ahora ponen en peligro el comercio internacional por dos razones. Primero, porque son de procedencia iraní y dejan al descubierto quién está armando a quienes bombardean barcos y encamina al conflicto de Israel a una escalada general en todo Oriente Próximo. Segundo, porque vista la tecnología que se está usando, se ha generalizado la huida de esa ruta y tenemos muchos ejemplos: Shell ha suspendido el tránsito por esa zona en las últimas horas, BP ya lo había hecho antes, también Maersk (la primera transportista del planeta) y ahora se suma también Qatar Energy.

Las aseguradoras llaman a esto “precios dinámicos”… pero para todos los demás esto puede llamarse “inflación”, es decir, nuevos encarecimientos de precios imprevistos

El transporte y la logística, en el punto de mira

Partimos de la base de que lo que más se está encareciendo son los seguros de la carga de los barcos. Su precio se ha multiplicado por diez en apenas unas semanas, y ahora las aseguradoras piden entre un 0,75% y un 1% del valor de la carga en concepto de salvaguarda. Con este aumento, un carguero que transporta 100 millones en mercancía tiene que pagar 1 millón de euros en seguros, diez veces más que antes de que empezara el conflicto.

En el sector del automóvil empieza a pesar la crisis; Tesla y Volvo han parado su producción en Europa por falta de materias primas; en Vigo, Stellantis está teniendo que usar aviones para poder hacerse con piezas que normalmente van por mar; y en Michelin hay paros por falta de caucho. Félix García, portavoz de ANFAC, asegura que "la industria es muy sensible a la falta de piezas, eso nos ha enseñado a tener varios planes, y eso ha permitido que no haya una rotura de la cadena de suministro". A pesar de ello, García reconoce que esta situación puede generar un aumento de los precios y una ralentización de la producción.

Por su parte, la patronal de Transporte y Logística de España (UNO Logística) asegura que esta crisis ya se nota en los precios y los tiempos de envío por la modificación de las operativas de las empresas. En los primeros días, las consecuencias económicas de estas ofensivas fueron mayores, con un incremento de costes más inmediato, ahora, esto se está conteniendo, ya que las compañías se están readaptando. Es una situación muy poco sostenible a corto plazo, porque si el conflicto sigue extendiéndose más tiempo, nos podemos encontrar ante un caso Ever Given, aquel buque que quedó encallado en el canal de Suez. Francisco Aranda, es el presidente de UNO Logística y explica dónde está habiendo mayores consecuencias: “En cuanto a los sectores más sensibles, los más importantes son el textil, la alimentación, la ferretería, los productos tecnológicos, así como la industria de la automoción y la industria química. Por el momento, no barajamos roturas de stocks, ya que no se ha producido una paralización generalizada de la producción”. En sus cálculos estiman un aumento de los tiempos de envío de entre 10 y 15 días por la replanificación de las rutas y un incremento del coste del transporte por contenedor de más del 230%, pasando de 1.500 dólares a unos 5.000.

 
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