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Náufragos: La película de Hitchcock que fue acusada de propaganda nazi

Se cumplen 80 años del estreno de Náufragos, uno de los títulos menos conocidos del maestro del suspense. Él la consideraba una de sus mejores obras, pero la crítica la acusó de tener un subtexto filonazi

Escena de Náufragos de Alfred Hitchcock

A Alfred Hitchcock le gustaba el riesgo y los retos técnicos. En su filmografía hay varias películas que sitúan toda la acción del film en espacios cerrados. Alarma en el expreso transcurre en un tren; Crimen perfecto, La soga y La ventana indiscreta dentro de un piso. Con Náufragos la cosa se complicaba aún más ya que la historia se desarrollaba íntegramente en un bote salvavidas y la cámara jamás salía de dicho bote.

La idea de la película se le ocurrió al propio Hitchcock y quiso que el escritor americano John Steinbeck se encargara del guion. Al director inglés le había gustado mucho la adaptación que John Ford había hecho de su novela Las uvas de la ira. El autor de Al este del Edén o De ratones y hombres ya había sido tentado varias veces por Hollywood, pero nunca había escrito una historia de ficción para la pantalla. “Hollywood quería atraer a Steinbeck para que escribiera guiones para el cine, pero éste se resistía”, contaba Robert Demott, editor en Estados Unidos de la obra de Steinbeck. “El escritor pensaba que ir a Hollywood acabaría con su integridad artística y que el dinero pervertiría su obra. Por eso se negaba. Pero cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, Steinbeck quiso alistarse como voluntario y resultó que había un expediente sobre él que le describía como un escritor radical, por lo que no le aceptaron. Así que cuando le llamó Hitchcock vio en ese trabajo la oportunidad de contribuir a la lucha y demostrar su patriotismo”, explicaba Demott. Steinbeck no quiso encargarse del guion, pero accedió a escribir una novela corta a partir de la cual varios guionistas crearían el libreto de la película. La novela en realidad nunca llegó a publicarse porque sus agentes literarios la consideraron una obra menor.

El habitual travelling descriptivo con el que comienzan muchas de las películas de Hitchcock nos muestra esta vez una serie de objetos que flotan en el mar y que sin necesidad de palabras nos cuentan lo que ha ocurrido. Un botiquín inglés, el cadáver de un marinero con las siglas del submarino alemán en el chaleco salvavidas, una baraja de cartas, maletas, objetos variados… Estamos en la Segunda Guerra Mundial. Un barco inglés ha sido torpedeado por un submarino alemán que también ha explotado por las cargas de profundidad que lanzó el barco antes de hundirse. El travelling de la cámara termina en un bote salvavidas en el que, como contraste, vemos a una mujer impecablemente vestida con un abrigo de visón y zapatos de tacón. La mujer es Tallulah Bankhead que da vida a una famosa columnista de periódicos. Poco a poco van llegando otros supervivientes al bote. Y entre ellos alguien a quien no esperaban: el capitán del submarino alemán. Enseguida empiezan las tensiones en el bote. Mientras unos proponen arrojarlo al agua, otros aceptan acogerlo por razones humanitarias y para aprovechar sus conocimientos de navegación.

Los nueve supervivientes que viajan a bordo del bote forman un microcosmos muy particular. Está el enemigo alemán, un hombre herido y una mujer que ha perdido a su hijo que representan a las víctimas de la guerra; la escritora, un camarero negro, un hombre de negocios, un obrero comunista… Aunque no se trata de una película propiamente de suspense no faltan crisis ni tensiones durante todo su metraje para mantener al espectador permanentemente en vilo. La amputación de la pierna de uno de los pasajeros, la muerte de un bebe, tormentas, escasez de víveres y agua…

Escena de Náufragos de Alfred Hitchcock

Hitchcock decidió no usar música salvo en los créditos de apertura y cierre de la película. La única banda sonora que suena es el ruido de las olas del mar, el viento o la lluvia. Cuando el compositor Hugo Friedhofer se quejó de que limitaran así su trabajo Hitchcock le dijo: “¿No se da cuenta? Estamos en medio del océano, ¿de dónde vendría la orquesta?”. A lo que el músico contestó: “Del mismo lugar del que vendría su cámara”. La única música que suena, al más puro estilo Dogma, es la de la flauta que toca el camarero negro y las canciones que entona el capitán alemán. Hitchcock, como decíamos antes, no muestra nunca el bote desde el exterior; la cámara siempre permanece dentro de la embarcación incluso en los momentos de mayor peligro y agitación. La película está construida en su mayor parte a base de planos medios y primeros planos con lo que se consigue una mayor profundidad psicológica de los personajes. No obstante, la puesta en escena sigue siendo tan planificada y bien ejecutada como en el resto de las películas del cineasta. “Dibujó toda la película plano a plano y luego le iba diciendo al cámara: esto es lo que quiero aquí, con esta composición y desde este ángulo. Y así lo filmaban. Buscaba hacerlo perfecto”, recordaba Patricia Hitchcock, la hija del director.

A pesar de que la acción transcurre en medio del océano toda la película está rodada en estudio. Las imágenes del mar fueron filmadas en los Cayos de la Florida, pero el plató de rodaje estaba montado en un enorme tanque de agua con sistemas mecánicos para simular el oleaje o la tormenta. Él sabía que era la única forma de rodar la película ya que no podía hacerlo en medio del Atlántico. Había cuatro botes distintos para diferentes planos; el principal estaba cortado por la mitad para que las cámaras pudieran moverse libremente por él. Para mostrar el horizonte del mar usaba transparencias. El resto lo recreaba todo: el ruido, el viento, el oleaje… todo lo que necesitaba lo creaba antes de rodar la escena.

Tallulah Bankhead, protagonista de náufragos de Alfred Hitchcock.

Náufragos es una de las pocas películas de la etapa americana de Hitchcock que no está protagonizada por una gran estrella de Hollywood. Tallulah Bankhead era, sobre todo, una estrella teatral y por entonces llevaba más de una década alejada del cine. “Era una diva. Creo que la película no sería tan buena sin ella”, decía Patricia Hitchcock. Su personaje es el que domina la película y el más elaborado de todos. A medida que va perdiendo sus enseres materiales, la columnista, como si fueran las capas de una cebolla, se va despojando poco a poco de su arrogancia y de su carácter egocéntrico. Hay una famosa anécdota del rodaje relativa a la costumbre de Tallulah de no llevar nunca ropa interior. “Para llegar al tanque de agua, los actores tenían que subir por una escalerilla de unos cuatro metros y ella tenía la costumbre de no llevar ropa interior por lo que sus subidas provocaban siempre silbidos y aplausos del equipo. Un día el asistente se lo dijo a mi padre y éste le contestó: Lo siento, no puedo hacer nada, no sé si el asunto compete a vestuario o a peluquería”, rememoraba Patricia Hitchcock.

Debido a la gran cantidad de horas que debían pasar en el agua hubo varios contratiempos que retrasaron el rodaje algún tiempo. Tallulah Bankhead tuvo que ser ingresada en el hospital con neumonía y el actor Hume Cronyn sufrió un accidente rodando la escena en la que caía al agua. El actor se rompió dos costillas y casi se ahoga cuando fue atrapado por el mecanismo que creaba las olas. Afortunadamente un miembro del equipo pudo sacarle a tiempo. Otro problema era el del tradicional cameo que Hitchcock hacía en todas sus películas. Lo resolvieron mostrándolo en la fotografía de un anuncio publicitario de un producto para adelgazar que aparece en el periódico que hojea uno de los personajes. Cuando se estrenó la película en la Fox recibieron numerosas llamadas preguntando dónde podían comprar ese producto.

Escena con el cameo de Alfred Hitchcock en Náufragos.

Náufragos recibió tres nominaciones a los Oscar: mejor director, mejor guion original y mejor fotografía. Tallulah Bankhead se llevó un berrinche al no ser nominada a la mejor actriz, aunque pudo consolarse con el premio del Círculo de Críticos de Nueva York a la intérprete del año. Las críticas al principio fueron buenas hasta que Dorothy Thompson y Bosley Crowther, críticos del New York Times, vieron en la película un subtexto filonazi. Decían que la película mostraba una imagen bastante comprensiva del capitán del submarino alemán. Aparecía como el personaje más competente del grupo y por eso se iba haciendo cargo del bote salvavidas. Los críticos del Times señalaban que los alemanes, con algunos cortes, podrían, si quisieran, convertir la película en un film de propaganda nazi.

Hitchcock intentó explicar sin mucho éxito que el verdadero mensaje de la película era que mientras los alemanes en la guerra funcionaban como una máquina implacable que sabía dónde ir y arrasaba todo a su paso, las democracias estaban en completo desorden, y debían olvidar sus divergencias para luchar juntas contra el enemigo nazi. El escritor John Steinbeck, por su parte, también mostró su disconformidad por la imagen que, en su opinión un tanto caricaturizada, se daba del obrero comunista, no haciendo justicia a lo que él había escrito, ni tampoco la del personaje negro al que la película mostraba demasiado estereotipado. Todas estas críticas hicieron que la Fox diera a la película un estreno bastante limitado y sin apenas publicidad que hizo que pasara por los cines sin pena ni gloria.

Por todo ello quizá Náufragos ha sido una de las películas más subestimadas de maestro del suspense, cuando en realidad se trata de uno de los filmes más audaces del director en el plano formal a la vez que modélico en su uso del ritmo y la tensión. Una película que 80 años después de su estreno se puede disfrutar mucho mejor sin el lastre ideológico que la condenó.

 
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