Manuel Jabois: "Ese saludo fascista de Roma no es la reivindicación de un régimen, sino la del exterminio político del adversario"

Madrid

Hay que hacer un recordatorio de que el último virus entró por Italia y cuando allí estaban cerrando territorios aquí seguíamos de fiesta como si nada nos fuese a pasar. Es anecdótico, pero no tanto. La cuestión de fondo es por qué hay quien se atreve en el centro de Roma a hacer ese saludo, del mismo modo por qué en España hay quien se atreve, y vuelve a su casa tan pichi, a llevar una esvástica a Ferraz. Son cosas que en ese ambiente no se aprueban o no tienen por qué aprobarse, pero no se reprenden: hay un universo cada vez más ancho de gente, y una atmósfera cada vez más palpable en según qué ambientes, donde el fascismo es en muchos casos bienvenido, en otros legitimado y en muchos otros permitido sin escándalo.

Ese saludo fascista de Roma no es la reivindicación de un régimen, sino la reivindicación del exterminio político del adversario, de la marginación o eliminación del otro y de un mundo peor, más pobre y más antiguo; no antiguo del siglo XX, sino de mucho más atrás, cuando las cosas no se discutían ni negociaban, sino que se imponían como fuese, casi siempre en cunetas.