Cada semana se rompe España, cada semana no pasa nada

Madrid

Comenzamos una nueva semana, la de la Nochebuena, porque así, de golpe, casi sin darnos cuenta, hemos llegado ya a la Navidad, esa que desde hace más de un mes las luces desmesuradas y los altísimos árboles nos van recordando machaconamente, aunque todavía en el calendario ni siquiera le habíamos dado la vuelta a la hoja de noviembre. Ahora ya sí, el viernes es el sorteo del Gordo y el domingo, Nochebuena. Y mientras llega seguiremos esta semana, eso seguro, asistiendo a la imposibilidad de entenderse en la política.

No sé si Navidad será una pausa, porque, de momento, no parece que haya voluntad de entendimiento. El PP ha continuado este fin de semana con la sobreactuación habitual: si no es la amnistía, es el acuerdo con Bildu en Pamplona. Acusaciones, casi siempre, de brocha gorda que no atienden al detalle ni al matiz. En el caso del acuerdo de la moción de censura en Pamplona, el matiz es tan elemental como repasar la biografía de quien va a ser y ya ha sido alcalde de la capital navarra.

Pero da igual, el nivel de griterío no deja escuchar nada más. Las críticas del PP al Gobierno son ya como ese ruido de fondo, al que no se le presta atención mientras la vida sigue. Este fin de semana se han unido a la manifestación de UPN en Pamplona, donde ni se ha dicho ni se ha escuchado nada que no hubiéramos escuchado hasta ahora. El Gobierno, por su parte, avanza con la suficiencia del que piensa que, con la legislatura empezada, todavía queda mucho para que sus decisiones le pasen factura, y va dando por amortizadas las polémicas de algunas decisiones, escatimando explicaciones a los ciudadanos, sobre todo a sus electores. Y así vamos sorteando el calendario, de bronca en bronca. Cada semana se rompe España, cada semana no pasa nada.

Así que ya que nos acercamos a estas fechas navideñas, no estaría mal que quienes tienen en sus manos rebajar la tensión lo hagan. Desde hace días hay una invitación del presidente del Gobierno al líder de la oposición para sentarse y hablar, y deberían hacerlo. Dejarse de gritar desde la calle o desde los mítines y llevar la política a las instituciones. Deberían sentarse y hablar, no tiene pinta de que vayan a hacerlo antes de que acabe el año. Bueno, nos conformaríamos con que fuera un buen regalo de Reyes.