"No me digáis que no sería un anuncio ideal para la Navidad de Cerdofrígido": la ironía de Maruja Torres por uno de los clásicos de estas fechas

Madrid

Como a cualquier bípedo con o sin tetas, la cercanía de Navidad despierta en mí deseos, ansias y fantasías. No puedo renunciar a mi ardiente anhelo de que alguna de esas firmas, Cerdogélido, por ejemplo, que hacen anuncios tiernos con motivo de estas entrañables fiestas me proponga dirigir un vídeo de esos.

Francamente, queridas todos, una tiene ideas. Y una barrunta. En este fin de año especialmente despiadado, me gustaría cambiar el portal de Belén por la cueva de Polifemo, y que éste, en lugar de ser un malvado gigantesco dotado de un solo ojo, fuera un dispensador de justicia agraciado con una vista de lince para distinguir entre una buena persona que vuelve a casa en busca de reposo, y un ser belicoso que ha contribuido a destruir Troya y a acabar con sus habitantes.

Como veis, aunque no soy una erudita de fuste puedo remontarme a Homero y a uno de sus pasajes de la Odisea, e incluso mejorarlo. Porque en mi versión, Polifemo, que vive felizmente rodeado de cerditos y buen vino, es quien encarna la inteligencia y la bondad; y Ulises y sus compinches son quienes han dado pruebas de su fuerza bruta.

De modo que el gigante les lanza una maldición: "Seguiréis siendo seres despiadados incluso unos 2800 años después de hoy". Y les echa de su cueva, condenados a vagar eternamente por la estela de su mal. Mientras, Polifemo, el gigante con vista, regresa al interior, se abraza a sus nobles cerditos y se sirve una copa de vino.

No me digáis que no sería un anuncio ideal para la Navidad de Cerdofrígido.

Únete al canal de WhatsApp de la SER