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Susana Abaitua: "Estoy más en paz cuando estoy muy ambiciosa"

La actriz protagoniza 'Los Farad', la nueva serie de Prime Video creada por Mariano Barroso y Alejandro Hernández sobre una familia y el tráfico de armas en la Marbella de los años 80

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Madrid

Teatro, cine, televisión. Pese a su juventud, Susana Abaitua (Vitoria, 1990) lleva más de una década trabajando en la industria. En series como 'Sé quién eres' o 'Patria', en películas como '4 latas', 'Loco por ella' o 'El comensal', o en proyectos internacionales como 'El grito de las mariposas'. Ahora protagoniza 'Los Farad', la nueva serie de Prime Video creada por Mariano Barroso y Alejandro Hernández en la que interpreta a una rica heredera de una familia dedicada al tráfico de armas en la Marbella de los años 80 y de la Guerra Fría. Con ella charlamos de ambición, de personajes que pueden caer mal, de espacios seguros en los rodajes, de coordinadores de intimidad y de gestionar el éxito.

¿Cómo llegas a esta locura de 'Los Farad'?

Pues por básicamente un casting. Me llaman Eva Leira y Yolanda Serrano, que siempre me llaman, y recuerdo que yo justo estaba rodando con Alauda Ruiz de Azúa 'Eres tú', una comedia que hizo para Netflix y yo tenía el pelo rosa. Me gusta mucho cambiar el look en general en casi todos los personajes y tenía el pelo rosa fucsia. Imagínate este personaje con el rosa fucsia. Entonces me vieron Eva y Yolanda y dijeron, hacemos la prueba otro día con un equipo de maquillaje y peluquería. Es la primera vez en mi vida con Mariano Barroso, tenía muchas ganas de currar con él. Hicimos la prueba, más que una prueba individual, fue una prueba con Miguel para vernos a los dos juntos trabajando. Entonces me puse una peluca. Recuerdo como ya creando el personaje en el casting, una cosa rarísima. Y me cogieron y luego me mandaron los guiones y ahí yo pensé a ver, porque también es un tema complicado, cómo se trataba, qué contaba y ahí fue cuando al final con mi equipo, que siempre lo digo, con Mayte Ortega, tomamos la decisión de para adelante.

¿Cómo te has llevado con este personaje? Es una pija especial

Me ha pasado un poco lo que me pasó también cuando leí los guiones. Me gusta hacer personajes de mujeres ambiciosos que pueden llegar hasta caer mal. Hay algo de claroscuro en Sara Farad también, incluso en la relación con Miguel. No sabes si se casa sólo por poder, si está enamorada, si no, si es ambición y es, si me tengo que llevar alguien por delante, me lo llevo. Y había algo de eso, de que pudiera hasta caer mal, que me parecía muy atractivo el personaje. Hay muy pocos personajes femeninos ambiciosos y, sin embargo, masculinos hay un montón. Entonces es como no, es que esta tía quiere heredar el negocio, es consciente. No digo que sea feminista, porque en los 80 en Marbella y en el mundo en el que se mueve, yo creo que ella no es consciente del movimiento feminista, pero sí que sabe que es la más apta para heredar el negocio de su padre. Y dice, aquí yo me tengo que casar para heredarlo, pues me caso. O sea que yo no puedo estar en una reunión directamente de armas, no te preocupes que me encuentro un marido que él podrá y yo le digo en casa. Y había algo de eso, de ese punto de vista de Sara con respecto a todo ese negocio y que lo llevase ella que me resultó interesante.

Un 'Sucession' a la española -risas-

Es un poco la idea. Era uno de los grandes referentes, o sea, es la hostia, pero era uno de los grandes referentes, o sea, más allá del tráfico de armas y lo que cuenta de una familia que puede haber existido o no, pero al final los traficantes de armas existen, las guerras existen y además están apoyados por el gobierno y en función de pues apoyas una causa, apoyas a otra y habla un poco de eso. Pero más allá de eso, aquí lo que se cuenta es un poco el entramado familiar de ese negocio. Y sí, me parecía atractivo. Fue muy complicado todo el tema de que tuve que estudiar mucho todo el contexto histórico del momento, porque toda la Guerra Fría, todos los conflictos, porque Sara es un poco la que le enseña ese mundo al personaje de Miguel. Él tiene como que ir escuchando e ir aprendiendo, pero yo hablo de todo. Entonces quería saber un poco de qué estaba hablando y esa ha sido la parte que más me costó porque me encanta, estudiar como el contexto y lo que pasa. O cuando hice 'El grito de las mariposas' también, que era una serie sobre la dictadura de Trujillo en República Dominicana, me apasiona. De repente al final tenemos la suerte de aprender un montón de cosas que igual yo no hubiese tenido la oportunidad de aprender, entender todo el contexto histórico de ese momento, cómo estaba la mujer en ese momento, qué pasó.

¿Cómo es adentrarte en un mundo, más allá de cosas geopolíticas, relacionado con el crimen? ¿Qué ha sido lo que más te ha sorprendido?

Hay algo de ese ambiente, esas fiestas que se hacían en esa época, de repente Julio Iglesias cantándote el cumpleaños feliz. Era un poco esa libertad, tampoco bien usada, pero como el venga, más y más y más, y cuanto más saques, mejor. Y había algo de eso que es que era muy fuerte el despliegue. Tengo que decir la producción de la serie era una locura, realmente en la boda de mi personaje ese día no te sé decir si había 500 figurantes. Era una barbaridad. Gunilla, una figurante que era igual, o sea, y también esta cosa de meterte en la piel de alguien de tanto nivel económico, ¿sabes? Los yates, yo no tengo mucho que ver en realidad.

Los yates, como decía Brays Efe -risas-

Sí, ¿quién tiene un amigo con yate? Era el siempre más lo que más me ha sorprendido.

Y todo ambientado en los años 80 en Marbella, en esa Jet set, es una fantasía

Yo lo desconocía. Yo conocía más la movida o me habían hablado más de la movida de los 80, o mi padre, su época de hippie de dudar, lo dejo todo y me voy a Ibiza en una caravana o soy abogado. Como que por mi familia me había llegado otro relatos, esa Jet set de Marbella es algo que lo descubrí en la serie 100%. Nos dieron un montón de revistas del ¡Hola!

En el ¡Hola está todo! Esas pelucas

Y ese pelo frito.

Los Farad no deja de mostrar una familia muy concreta pero sí hay algo que es muy común a lo que fue un país, que es un sistema de valores, que es el dinero. El da igual a toda costa que imperó en España hasta la crisis de 2008. Toda esa cosa del progreso, el dinero

Considero que sigue pasando en cierta manera, que el poder hay una parte como que lo corrompe y tenemos por desgracia guerras y tenemos muchas cosas que están pasando que ojalá que no pasaran, pero ahí siempre hay un interés más allá, ¿no? Sí que es verdad que estos personajes tienen algo del poder del dinero. Hay hay una escena que me gusta mucho que están los personajes haciendo el amor, como viviendo un momento mega idílico y a la vez estás viendo la realidad de lo que están vendiendo, ¿sabes? O sea que para mí sí que era importante que hubiera un poco de crítica también en ese sentido. Era como mirar para otro lado, trafico con armas como si estuviese vendiendo café y funcionaba un poco así. Y es más fácil vivir así mirando para otro lado y decir, yo lo mío son los números y además es legal. Entonces esta cosa de cerrar los ojos y de ganar dinero a costa de de la realidad.

Se ve cómo el dinero está por encima de la ideología ¿Y cómo ha sido el rodaje? Hay muchos viajes, tú estás muy viajera en tus últimos proyectos

Yo lo soy ya de por sí. De hecho, ahora pido por Dios rodajes en Madrid. Estoy como con necesidad un poco de casa porque llevo dos años rodando fuera y no fuera un poco. Aquí rodamos una parte en Madrid, otra parte en Marbella, otra parte en Praga y otra parte en Angola, en Luanda. Praga no lo conocía y Angola me petó la cabeza. Me encantó. África en general he ido bastante, me gusta mucho. Luego nos quedamos como dos o tres días más algunos del equipo porque justo terminaba el rodaje. Entonces fue muy guay. Fue increíble. Creo que en el segundo capítulo hay un un mercado, yo he estado en mercados en Marruecos muchísimo, en Madagascar, pero este era la jungla de verdad. Hay un plano que yo no era ni siquiera consciente, nos metieron en coches, nos llevaban, ahí encuentras de todo, pero de todo. Quiero decir, era muy fuerte, muy, muy fuerte. Sí, para mí la jungla, o sea, como la selva humana.

Y otro de esos viajes es la India, donde has rodado la nueva película de Salvador Calvo. También con Miguel Herrán.

Lo curioso es que la peli de Salva estuvo antes que que Los Farad. L que pasa es que por fechas la peli había que ir en una época súper concreta porque rodábamos en un sitio que tardábamos dos días en llegar, que si hay nieve... Un poco lo que pasa en la película, que si hay nieve no se puede llegar, entonces se acabó retrasando. Entremedias salió lo de Los Farad, me entraron muchas dudas. La verdad es que los personajes son absolutamente opuestos. O sea, paso de una pija de Marbella a una hippie de pelo corto. Sí que me obsesionaba que no se confundiera mucho la pareja, porque al final estamos los dos, ¿no? Me apetecía mucho currar con Salva, hay algo del cine social que hace que me gusta. Ahí me quedé dos semanas más y fue yo creo que el viaje más fuerte de mi vida.

Y hablábamos antes de la ambición en el papel de Los Farad ¿Cómo está tu ambición como actriz en estos momentos o cómo te relacionas con ella?

Estoy más en paz cuando estoy muy ambiciosa. Pero es que la ambición, yo nunca me voy a llevar a nadie por delante, no forma parte de mí. Entonces, partiendo de esa base, que soy una persona que intento respetar a la persona que tengo delante y no hacer daño. La ambición, en el buen sentido de la palabra, es querer llegar más lejos, no más lejos, yo no me refiero más lejos a Hollywood, o sea, no es precisamente mi objetivo. Ahora mismo me muero porque me llegue un personaje que me cague del reto. O sea, quiero algo que diga, que se me ponga un nudo en la tripa y me muera de miedo de hacerlo. Quiero personajes así o quiero irme a París. Me gustaría, yo que sé, trabajar con Maïwen, con Xavier Dolan. Entonces tengo ambición. Sí, sí, sí, tengo mucha ambición y cuando la pierdo a veces es porque me acomodo un poco y ahora me está yendo guay y no quiero perder la ambición porque me parece que me pone una pila que me lleva adonde quiero, a buscar retos y a hacer cursos para mejorar siempre, para trabajar.

Has hecho muchas series, también muchas cine, pero las series son rodajes muy largos, muy intensos, que requieren más tiempo ¿Cómo llevas eso?

Cuando estoy en un rodaje guay, cuando estoy con un personaje bonito, es que no hay nada que me haga más feliz. Lo que pasa es que soy honesta, no todos los rodajes son idílicos y no todas las situaciones son perfectas porque jugamos y hablamos de humanidad cuando trabajamos. Entonces te encuentras con humanos que a lo mejor no tienen los mismos valores que tú. Entonces, cuando te encuentras con eso y encima nosotras que trabajamos con nuestro piano, que es nuestro cuerpo, entonces yo por lo menos voy súper predispuesta y estoy muy abierta emocionalmente cuando estoy rodando. Cuando hay gente que ataca o cuando hay gente que no respeta, se consigue pero no es el mismo disfrute que cuando llegas y venga, vamos a currar. Yo soy una loca en el buen sentido, cuando a mí me pilla una directora o un director que está en la misma, que me dice si tienes una duda, yo te llamo a las doce de la noche. Es que me apasiona.

¿Y desde que empezaste has notado cambios en los rodajes? ¿Hay ambientes más sanos o queda por hacer?

Queda. Creo que ahora por lo menos a nivel legal se ha colocado. Falta que deje de ser una pose, ¿sabes? Que deje de ser algo de tenemos que hacer esto porque, claro, es que ahora hay que cuidar a las mujeres. Se está avanzando, por supuesto. Hace dos años o así hice una prueba de vestuario y estaba en ropa interior y me dijeron que me hacían fotos para enviar para dar el OK en ropa interior. Y yo me quedé como bloqueada, luego voy a donde mi compi y le digo, ¿a ti te han hecho las fotos en ropa interior? Me dice, qué dices, no. Entonces al día siguiente fui y dije, estoy cogida, me habéis cogido por como curro, ¿no? Sí, ¿cambia cómo me queda la ropa interior? No. Le digo, ¿necesitáis esas fotos para la aprobación de qué? Si me las hacéis a mí, se las tienes que hacer a él también. Los dos tenemos la misma escena de sexo. Y lo bueno también es que en cuanto hable, al instante, hostia, tiene razón. Sí que puedo notar una diferencia en cuanto a mi propia edad, que no sé cómo es para una chavala que empieza con 15-16 años, o sea yo, he llegado a una edad donde sé lo que sí, sé lo que no, y me siento con una seguridad en mí, que puedo decir. Pero antes igual no me atrevía tanto, porque cómo voy a decir, ¿sabes? No sé, creo que queda, que queda mucho camino, no quiero ponerlo todo negro. O sea, que ha evolucionado, sí, se está aprendiendo. Por lo menos lo puedes decir. [00:00:00][0.0]

Entienden que hay cosas que no son normales que estaban normalizadas.

Y hay coordinadoras de las escenas de sexo, que eso es increíble de verdad. O sea, eso a mí me ayuda muchísimo tener una persona que está ahí, con la que puedes hablar, yo en 'El grito de las mariposas' tenía 55.000 violaciones y era muy heavy. Tener una persona que tú te coges aparte y puedes explicar pues esto me crea inseguridad, esto no sé qué, esto prefiero que tal y sin sentirte tú juzgada porque está para ti, no está por la productora. A lo mejor ellos dicen a tope y a ti te da cosa parar el rodaje por el tiempo, por cómo son los rodajes. Entonces esto está muy bien, por eso, sí se está avanzando pero queda.

¿Y cómo llevas la exposición mediática, las redes sociales...?

Yo soy de una generación de actrices, como todas mis amigas, que estamos en ese límite y creo que es una cosa de tres, cuatro años. Yo no creo que nunca tenga TikTok, tengo, Instagram, tenía Tuenti, Facebook ya ni me acuerdo. Soy una generación que está como en ese punto medio. Obviamente no tuve internet, cuando tenía en casa se desconectaba el teléfono. En mi caso es como algo que intento trabajar un poco porque soy un poco desapegada de eso y también cuando estoy más vulnerable es cuando de repente pongo una foto. A veces me lo quito del móvil, como que no, es una mierda. Si me dejas dar a un botoncito y que no exista Instagram, yo le daría sin ninguna duda. Lo que pasa es que está y bueno, pues hay que gestionarlo.

¿Eso no te impide tener una vida normal, no?

No, no. Sigo yendo de mochilera de viaje. Yo he sido muy hormiguita. Tiene que ser muy heavy que te pase de golpe un 'La casa de papel' o 'Élite'. O sea, eso psicológicamente... Yo llevo currando tiempo, hice mi primera peli con 16 años, toda la vida mucho teatro, mucho cine, muchas pelis, pero es como hormiguita, hormiguita, hormiguita, hormiguita. Entonces de repente un día te reconocen, pues a mi padre le hace risa. Yo no dejo de hacer nada.

 

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