Hacerse con el relato tras tantas y tan variadas excusas

Estuvo este martes aquí, en Hoy por Hoy, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Tras meses de apagón antes de la investidura, con la ley de amnistía presente en todos los foros de debate y de análisis, pero sin la versión de su artífice, ahora, ya con la investidura siendo un hecho, tiene Sánchez la voluntad de explicarse. El problema es que la oposición en todo este tiempo le ha comido buena parte del terreno del relato y hacerse escuchar ahora es un poco más complicado, y más si uno de los puntos del acuerdo con Junts per Catalunya, que es el origen de la amnistía, consiste en reuniones periódicas, fuera de España, casi en secreto, y en presencia de un mediador.

Para explicarlo, Pedro Sánchez quiso utilizar el símil de las negociaciones de Aznar con ETA, pasando por alto que el conflicto de Cataluña y el que tenía a ETA -una banda terrorista que asesinaba- como protagonista eran algo diferentes.

Coincidió la entrevista a Pedro Sánchez con el quinto aniversario del mandato caducado del Consejo General del Poder Judicial, cuya renovación sigue bloqueando el Partido Popular. Aunque parece que desde ayer algo se mueve. Primero, aquí en la SER, el presidente del Gobierno dijo que no hay caso más paradigmático de lawfare que el secuestro del Poder Judicial por parte del PP, a lo que el PP respondió con la hipérbole habitual, añadiendo que no habrá renovación hasta que no se cambie la ley para la elección de los vocales.

Pero algo pasó por la tarde. Y lo que pasó fue que el comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, tras su entrevista con el ministro Bolaños, urgió a la renovación del Consejo del Poder Judicial y después, si acaso, que se cambie la norma para la elección de los jueces. Y ahí llegó el viraje del Partido Popular. Pequeño, sí, pero viraje. Se avienen, dicen, a la renovación si el mismo día, si en el mismo momento -atención- se modifica la ley.

No se puede permitir el PP que el comisario al que ellos fían toda su estrategia de la oposición a la ley de amnistía en Bruselas les enmiende la plana. Lo que pasa es que cuando se han dicho tantas cosas y tan sonadas sobre la renovación del Consejo General de Poder Judicial, cuando se han dado tantas y tan variadas excusas para no hacerlo, ahora hay que buscar la manera de explicarse, la manera de hacerse con el famoso relato. Y no va a ser fácil, porque recordemos que la última vez que la renovación parecía al alcance de la mano, la portada de un periódico hizo temblar las piernas a Feijóo y todo se fue al garete.

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