No es verdad que su muerte sea justa

Barcelona

¿Qué les pasa, que priorizan cualquier cosa, valor o principio, a su particular acoso político? ¿Por qué anteponen los que ven nuestros ojos, también los de sus electores, a sus designios de derribar al Gobierno? ¿Cualquier cosa vale contra el sanchismo? ¿De verdad vale? Si Feijóo tuviera hijos asesinados por un bombardeo. O Tellado. O Ayuso. O Bendodo. Si los tuviera, incluso, Sémper. ¿También dirían entonces que las palabras de Pedro Sánchez confesando que albergaba “dudas” de que la respuesta al terrorismo de Hamás cumpliese a rajatabla el derecho internacional humanitario, son “inaceptables” e “inadmisibles”? Recuerden: el derecho de la guerra y el derecho humanitario prohíben atacar, como objetivo, a la población civil. Eso puede constituir crimen de guerra, incluso genocidio.

Cuando los dirigentes del PP dicen que las palabras del presidente del Gobierno son inadmisibles, están declarando que ellos no dudan de que esos asesinatos sean admisibles. Por tanto, sostienen que consideran a todas luces correcto que hayan muerto 3.195 niños en Gaza, hasta el 29 de octubre -según la oenegé Save the Children- a causa de las represalias israelíes contra el maldito terrorismo de Hamás. O al menos que eso no les quita el sueño. Que su sueño de echar a Sánchez, cada vez más una pesadilla sin futuro, no admite ser oscurecido por unos bebés sin apellido.

Hay que desear larga vida a todos los hijos, y defender sus derechos. Es inmoral traficar políticamente con la muerte ajena: sean las víctimas de ETA o las de Hamás.

Hacerlo quizá no sea terrorismo verbal. Pero causa terror a quienes creímos algún día que el PP era la derecha civilizada.

Dejen al menos descansar en sus tumbas, inertes, a los bebés despedazados. No es verdad que su muerte sea justa.

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